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Mostrando las entradas de mayo, 2014

Intimidad

Juan Carlos Kreimer Al principio, le echábamos la culpa al trabajo. Durante muchas horas del día, del atardecer, de la noche y de los tiempos de descanso o recreación, ella y yo estábamos ocupados. Como lo que hacíamos nos apasionaba, le poníamos mucha libido. Y quedábamos muy pendientes de los resultados como medio de realización personal. Cuando nos encontrábamos, nos llevaba mucho tiempo informarnos acerca de esos temas, que olvidábamos hablar de nosotros: acerca de cómo nos sentíamos, de necesidades viscerales, de cómo estábamos con el otro, de cosas aparentemente sin importancia. Cada tanto, cualquiera de los dos reclamaba: “No tenemos tiempo para nosotros. ¿Dónde quedó nuestro espacio? Decíamos, entonces, agendar algunos momentos para estar juntos, ir a caminar solos o tomar un café y poder conversar tranquilos. El deseo de estar cerca del otro nos ayudaba a abrirnos y empezar a compartir lo que nos sucedía. Confirmábamos, incluso, que el otro estaba ahí, que nos “ve

Alma en terapia

David Elkins La desesperación es una alteración del ánimo más profunda que el sufrimiento normal: es el llanto del alma, un mensaje de dolor desde el centro mismo de nuestro ser. La verdadera desesperación no es como la depresión clínica; no es una enfermedad psicológica que se pueda curar mediante la última droga o técnica psiquiátrica. La desesperación es parte de la condición humana, una parte dolorosa y, sin embargo, habitual de nuestro viaje. Si vivimos lo suficiente, conoceremos esas “oscuras noches del alma” en las que la fe y la esperanza están lejos y la desesperación nos invade. La desesperación suele asociarse con una pérdida de contacto. Los humanos tenemos una maravillosa capacidad de conectarnos profundamente con otros. Pero cuando se pierde esta conexión, con frecuencia caemos en la desesperación. Como psicólogo, he visto a mucha gente en esas condiciones. Recuerdo a una madre que venía al consultorio y lloraba en todas las sesiones porque su pequeña hija se hab

Laboran en México más de 3 millones de niñas y niños

  Jorge Ramos Excelsior en línea CIUDAD DE MÉXICO, 10 de junio.- Más de tres millones de niñas y niños de 5 a 17 años de edad trabajan en México, lo que significa que la tasa de ocupación en este segmento de población es de 10.5 por ciento, es decir, que por lo menos diez de cada 100 infantes laboran en nuestro país, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), disponibles hasta 2011. Del total, 68 por ciento son niños y 32 por ciento, niñas, lo que a su vez significa que la tasa de ocupación en varones es de 14.1 por ciento, mientras que en el caso del sexo femenino es de 6.8 por ciento, señaló el INEGI al dar a conocer estos datos con motivo del Día Mundial contra el Trabajo Infantil que se conmemorará el próximo miércoles 12 de junio. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define a los niños que trabajan como aquellos que lo hacen por debajo de la edad mínima legal para laborar o porque aun habiendo alcanzado 18 años, realizan activ

Dos Costumbres que no debemos perder

Guillermo Jaim Etcheverry         (educador y ensayista)   1a. buena costumbre: Escrito a mano En Inglaterra, se vuelve a usar la estilográfica, para que los estudiantes aprendan la grafía. En Francia, también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema, reside en que ya no la dominan ni los maestros. Aunque el mundo adulto no está aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica trastornos del aprendizaje, que advierten los maestros, e inciden en el desempeño escolar. En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos, permite que el pensamiento fluya con armonía  de la mente a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe, vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras. Por su parte, el escribir en letra de imprenta, implica escindir lo que se piensa en letras, desguasarlo, anular el tiempo de l

Ser amoroso

David Spengler Ser amoroso, a veces, parece una tarea demasiado grande. ¿Cómo se hace para serlo? ¿Y qué significa ser así? En realidad, muchas veces esto se reduce a una pregunta tan simple como: ¿Puedo tener aprecio por ti? ¿Puedo ser atento? ¿Puedo respetarte? ¿Puedo tratarte con integridad? Pensamos que el amor es una actitud, y a veces nos esforzamos para conseguirla, pero de muchas maneras el amor es un comportamiento.  Es lo que hacemos. ¿Cómo es comportarse en forma cariñosa? Veamos. En una de las historias más fascinantes de Los Caballeros del Rey Arturo, sir Gawain accede a casarse con Ragnall, una mujer terriblemente fea, a cambio de que ella le cuente al rey un secreto que salvará a este de la muerte. La boda se realiza, y todo el reino siente compasión por ese hermoso y valiente caballero que se casa con alguien tan espantoso, tanto por su aspecto como por sus modales. Después que los esposos se retiran a sus aposentos, ella se excusa para cambiar de vestido, mi