1.- El Ciervo y la Fuente. Bebiendo un ciervo en cierta fuente cristalina, se vio retratado de cuerpo entero en el agua. Admiración y orgullo le causó la belleza de sus ramosos cuernos; pero inclinando la vista hacia abajo, se avergonzó y casi maldijo la fealdad y flaqueza de sus patas. En esto, la trompa del cazador y el ladrido de perros le avisó del peligro que corría, y escapando en veloz carrera por el llano,se libró prontamente de sus terribles perseguidores. Unas ramas, sin embargo, detuvieron su huida, enredándose entre los cuernos, y por pronto que quiso desasirse, perros y cazadores dieron sobre el desdichado sin piedad. Se c uenta que al morir exclamó el Ciervo: -“Ahora comprendo, aunque tarde, cuán peligroso era lo que amaba, y cuán útil y necesario lo que aborrecía.” 2.- El Niño y la Madre. Cierto chicuelo revoltoso, hurtó un libro en la escuela y se lo llevó a su Madre. La mujer, que se excusaba con esto de comprarle otro, ...