El tiempo continúa su curso… y poco a poco se van desentrañando los secretos que, en este campo, de la experiencia terapéutica, va dejando lúcidos como agua de manantial… Con el paso de los días, los meses y en especial de las horas que se le invierte a cada paciente en terapia, se va creando una inigualable fuente de conocimientos que en ningún libro se encuentran… la historia de vida de cada una de las personas que atraviesan por la puerta del consultorio. Horas invertidas en el proceso terapéutico de adolescentes y adultos que, al exponer sus vivencias, niñez, presente, dolor, alegría, miedo, esperanza, desesperanza… y todos aquellos matices que se encuentran dentro de sus sentimientos y emociones… empiezan a tomar forma en un gran rompecabezas que ellos mismos han construido pero que se encuentra revuelto. Cada una de esas personas comienzan a dar la voz de un hijo, de un padre, de una hija, de una madre… de alguien que necesita ser escuchado… de alguien que necesita respuestas que...