Miguel y Catalina habían estado casados por veinticinco años. Ambos eran exitosos en su profesión, con cuatro hijos que se llevaban varios años de separación. Miguel y Catalina eran padres maravillosos que veían por sus hijos y acudían a todas sus actividades. Habían hecho un gran trabajo con los hijos, y todos iban muy bien. Sin embargo, gradualmente, a través del tiempo su relación se fue centrando exclusivamente en los hijos. Raramente salían los fines de semana, y si lo hacían, iban con otras parejas cuyos niños eran amigos de los suyos, o iban a funciones y actividades dirigidas a niños. Casi no pasaban tiempo solos, no manejaban conflictos y no pensaban sobre lo que su relación necesitaba. Pensaban que eran felices y se sentían muy orgullosos por los logros de sus hijos. Pero había un gusano escondido en la manzana de Miguel y Catalina. Algo estaba pasando en su relación y ni siquiera lo registraron debido a que al principio era muy vago. Debido a que no había...