De inicio llegué tarde e interrumpí la clase (así sentí), cuando mis compañeros ya estaban concentrados y sentados frente a frente, al momento de ver la puerta cerrada me tensé, mis hombros de una manera muy dolorosa, lo noté y en ese momento supe que estaba siendo muy duro conmigo por llegar tarde, incluso como un autocastigo; al momento de tocar la puerta para poder pasar acaloré mi rostro y apreté muy fuerte mi mandíbula, corté mi respiración a manera de que no se notara que estoy respirando… lo escribo y vuelvo a comprimir mi mandíbula, aquí y ahora me endurezco y esa es mi existencia (Kepner, 1992, p. 5). Puse mi mochila en el suelo y me dispuse a trabajar con mi compañera, me senté en el alfombrado y la vi a los ojos, sólo la vi a los ojos. La indicación de la maestra fue: siente tu cuerpo, siente e identifica si estás tenso, si te duele o si hay algo en tu cuerpo que te incomoda, quédate ahí y sólo observa; seguí la indicación y noté de manera rápida que esta...