“…es que si lo veo… pareciera que me ponen una botella de tequila enfrente… es como si fuera una alcohólica… pierdo mi capacidad de decidir, ya no sé qué es bueno para mí, no me importa si me expongo a algo de lo cual después estaré arrepentida… no puedo, está más allá de mi..”
Al leer lo anterior, algunas personas pensarán que eso no es posible, y si vieran a quien está haciendo esos comentarios, pensarían: “- ¡cómo puede ser que esa muchacha guapa, inteligente, trabajadora, simpática, pueda estar involucrada y permanecer en una relación donde no tiene reconocimiento. En una relación donde incluso puede estar siendo maltratada ¡cómo puede seguir con ese tipo que es adicto e irresponsable!”
“Es que los demás me dicen que por qué no lo dejo… pero no entienden que no puedo! Ya ni siquiera sé si lo amo o no, pero no puedo imaginarme sin él…mi cabeza dice que no me conviene pero ¡no puedo dejar de buscarlo!”
¿Qué es esto? ¿Qué es lo que le pasa a esta muchacha? Esas palabras son de una mujer codependiente. Y para entenderla es necesario considerar que la principal característica que se puede reconocer en una mujer codependiente es su HIPERTOLERANCIA, esto significa que puede soportar, por tiempo prolongado, emociones o situaciones que otras personas no tolerarían.
Mucho se ha dicho que 6 de cada 10 mujeres sufren o han sufrido algún tipo de abuso, y que en tres de cada 4 hogares se vive una situación de violencia. En mi práctica terapéutica he observado, que estas mujeres con frecuencia ignoran o niegan que lo que están viviendo es violencia, y tienen una capacidad muy limitada de establecer contacto con sus propias necesidades. Es incluso común que cuando logran salir de una relación conflictiva, se vuelvan a involucrar en otra igual o peor.
Por otra parte, además de que es difícil que se comprometan en un proceso terapéutico de profundidad, es común que lo abandonen pues siempre hay “algo o alguien más importante que ellas mismas”. Esta característica tiene como fondo diversas situaciones relacionadas con alteraciones en el desarrollo de su self. Lo cual implica un desarrollo no asertivo y por ende, no hay un contacto pleno, real, responsable con el ambiente producto de un contacto limitado con el propio self. La persona codependiente no reconoce quién es, no se percibe a sí misma y necesita tener como referente a otro.
Las codependientes no están en contacto consigo mismas (con su self), y así tienen dificultad para reconocer sus propios problemas, deseos y necesidades físicas y emocionales, y por lo tanto, son incapaces de asumir la responsabilidad por su autocuidado y bienestar, paradójicamente, volcando su atención hacia las necesidades de otras personas. Los codependientes se caracterizan por estar tan preocupados y absortos en tratar de rescatar, proteger o curar a otro, que en el proceso encaminan sus propias vidas hacia el caos; lesionándose no sólo a si mismas sino también a quien “están ayudando o protegiendo”. Detrás de este querer ayudar, hay una necesidad de control. Cree que puede controlar los sentimientos y las conductas de los demás mediante la fuerza de voluntad (si el otro no es feliz, él/ella puede y se debe esforzar por hacerlo feliz). Tiene confusión de identidades así, basan su autovaloración en el éxito o fracaso del otro, que se convierte en un barómetro de su propia identidad y, por consiguiente, de la cualidad de su estado emocional.
Para poder mantener la creencia de que puede conseguir cambiar la conducta del otro, requiere de la negación, que es una de las características centrales de la codependencia (no reconoce las conductas del otro que pueden destruirle, o su incapacidad para modificarlas).
En el fondo, el codependiente tiene problemas con su autoestima, y posee un autoconcepto negativo; tiene una incapacidad para establecer límites (en otras palabras, a decir “no”); tiende a reprimir sus emociones, y un gran miedo a ser abandonado o rechazado (tal vez, porque ya lo sintió en su infancia). Y así, mientras algunas son hiperresponsables otras se vuelven demasiado irresponsables. Además hay quienes se sienten víctimas porque sienten que están sacrificando su propia felicidad y el otro no lo reconoce, haciendo lo que ella piensa que es lo mejor para él/ella; por otro lado, tiene dificultad para la diversión y se juzga sin misericordia. Para algunos autores la codependencia es una forma de adicción, en la cual no se ingieren alcohol o drogas, sino que la adicción es hacia “algo mucho más sutil: control y aprobación”.
No es difícil imaginar el alto nivel de estrés en el que viven las personas codependientes, así como de impotencia, frustración y, muchas veces de enojo contenido (tanto hacia el otro como hacia si misma).
Las investigaciones de la medicina actual, ponen de relieve la profunda correlación entre la incidencia del estrés y la salud de las personas. Así, es frecuente en los codependientes enfermedades no sólo de carácter emocional sino también orgánico asociadas tanto al sufrimiento padecido dentro del vínculo como al descuido y abandono de su propia persona.
Cabe señalar que la condición codependiente también es un proceso que se manifiesta en un continum, esto es, pueden existir desde algunos rasgos hasta la codependencia como un trastorno de personalidad o carácter. Algunos autores señalan que en algunos casos la situación codependiente se va poniendo de manifiesto gradualmente en la relación de pareja, o en situaciones en las que se favorece esta condición, como cuando hay algún enfermo o incapacitado que necesita atención especial.
¿Se puede cambiar? ¿Se pueden encontrar formas alternativas de relacionarse? ¿Se pueden establecer relaciones más sanas?. Sí se puede cambiar. Como la mayoría de la gente, los codependientes quisieran estar sanos y vivir sus vidas lo mejor posible.
Pero no saben actuar de otra manera. No saben qué hacer, la mayoría de los codependientes han tenido un solo modelo de respuesta a los problemas de otras personas, y muchas veces no han podido, incluso ni siquiera han pensado en ocuparse de sus propios problemas. Se sabe que es una condición frecuente entre los adultos procedentes de familias disfuncionales o padres tóxicos. Algunos autores señalan que la codependencia se “hereda” no en el sentido genético, sino en la manera en que el niño/a aprende a relacionarse. Pero este punto lo trataré en el siguiente artículo.
Mtra. Leny Cortés Aguilar. Docente e Investigadora del CESIGUE y facilitadora del “Grupo Terapéutico Mujer es… “ que se reúne cada martes a las 7pm en el Centro Yoloma en Estanzuela 20, Fraccionamiento Pomona, en Xalapa, Veracruz
Al leer lo anterior, algunas personas pensarán que eso no es posible, y si vieran a quien está haciendo esos comentarios, pensarían: “- ¡cómo puede ser que esa muchacha guapa, inteligente, trabajadora, simpática, pueda estar involucrada y permanecer en una relación donde no tiene reconocimiento. En una relación donde incluso puede estar siendo maltratada ¡cómo puede seguir con ese tipo que es adicto e irresponsable!”
“Es que los demás me dicen que por qué no lo dejo… pero no entienden que no puedo! Ya ni siquiera sé si lo amo o no, pero no puedo imaginarme sin él…mi cabeza dice que no me conviene pero ¡no puedo dejar de buscarlo!”
¿Qué es esto? ¿Qué es lo que le pasa a esta muchacha? Esas palabras son de una mujer codependiente. Y para entenderla es necesario considerar que la principal característica que se puede reconocer en una mujer codependiente es su HIPERTOLERANCIA, esto significa que puede soportar, por tiempo prolongado, emociones o situaciones que otras personas no tolerarían.
Mucho se ha dicho que 6 de cada 10 mujeres sufren o han sufrido algún tipo de abuso, y que en tres de cada 4 hogares se vive una situación de violencia. En mi práctica terapéutica he observado, que estas mujeres con frecuencia ignoran o niegan que lo que están viviendo es violencia, y tienen una capacidad muy limitada de establecer contacto con sus propias necesidades. Es incluso común que cuando logran salir de una relación conflictiva, se vuelvan a involucrar en otra igual o peor.
Por otra parte, además de que es difícil que se comprometan en un proceso terapéutico de profundidad, es común que lo abandonen pues siempre hay “algo o alguien más importante que ellas mismas”. Esta característica tiene como fondo diversas situaciones relacionadas con alteraciones en el desarrollo de su self. Lo cual implica un desarrollo no asertivo y por ende, no hay un contacto pleno, real, responsable con el ambiente producto de un contacto limitado con el propio self. La persona codependiente no reconoce quién es, no se percibe a sí misma y necesita tener como referente a otro.
Las codependientes no están en contacto consigo mismas (con su self), y así tienen dificultad para reconocer sus propios problemas, deseos y necesidades físicas y emocionales, y por lo tanto, son incapaces de asumir la responsabilidad por su autocuidado y bienestar, paradójicamente, volcando su atención hacia las necesidades de otras personas. Los codependientes se caracterizan por estar tan preocupados y absortos en tratar de rescatar, proteger o curar a otro, que en el proceso encaminan sus propias vidas hacia el caos; lesionándose no sólo a si mismas sino también a quien “están ayudando o protegiendo”. Detrás de este querer ayudar, hay una necesidad de control. Cree que puede controlar los sentimientos y las conductas de los demás mediante la fuerza de voluntad (si el otro no es feliz, él/ella puede y se debe esforzar por hacerlo feliz). Tiene confusión de identidades así, basan su autovaloración en el éxito o fracaso del otro, que se convierte en un barómetro de su propia identidad y, por consiguiente, de la cualidad de su estado emocional.
Para poder mantener la creencia de que puede conseguir cambiar la conducta del otro, requiere de la negación, que es una de las características centrales de la codependencia (no reconoce las conductas del otro que pueden destruirle, o su incapacidad para modificarlas).
En el fondo, el codependiente tiene problemas con su autoestima, y posee un autoconcepto negativo; tiene una incapacidad para establecer límites (en otras palabras, a decir “no”); tiende a reprimir sus emociones, y un gran miedo a ser abandonado o rechazado (tal vez, porque ya lo sintió en su infancia). Y así, mientras algunas son hiperresponsables otras se vuelven demasiado irresponsables. Además hay quienes se sienten víctimas porque sienten que están sacrificando su propia felicidad y el otro no lo reconoce, haciendo lo que ella piensa que es lo mejor para él/ella; por otro lado, tiene dificultad para la diversión y se juzga sin misericordia. Para algunos autores la codependencia es una forma de adicción, en la cual no se ingieren alcohol o drogas, sino que la adicción es hacia “algo mucho más sutil: control y aprobación”.
No es difícil imaginar el alto nivel de estrés en el que viven las personas codependientes, así como de impotencia, frustración y, muchas veces de enojo contenido (tanto hacia el otro como hacia si misma).
Las investigaciones de la medicina actual, ponen de relieve la profunda correlación entre la incidencia del estrés y la salud de las personas. Así, es frecuente en los codependientes enfermedades no sólo de carácter emocional sino también orgánico asociadas tanto al sufrimiento padecido dentro del vínculo como al descuido y abandono de su propia persona.
Cabe señalar que la condición codependiente también es un proceso que se manifiesta en un continum, esto es, pueden existir desde algunos rasgos hasta la codependencia como un trastorno de personalidad o carácter. Algunos autores señalan que en algunos casos la situación codependiente se va poniendo de manifiesto gradualmente en la relación de pareja, o en situaciones en las que se favorece esta condición, como cuando hay algún enfermo o incapacitado que necesita atención especial.
¿Se puede cambiar? ¿Se pueden encontrar formas alternativas de relacionarse? ¿Se pueden establecer relaciones más sanas?. Sí se puede cambiar. Como la mayoría de la gente, los codependientes quisieran estar sanos y vivir sus vidas lo mejor posible.
Pero no saben actuar de otra manera. No saben qué hacer, la mayoría de los codependientes han tenido un solo modelo de respuesta a los problemas de otras personas, y muchas veces no han podido, incluso ni siquiera han pensado en ocuparse de sus propios problemas. Se sabe que es una condición frecuente entre los adultos procedentes de familias disfuncionales o padres tóxicos. Algunos autores señalan que la codependencia se “hereda” no en el sentido genético, sino en la manera en que el niño/a aprende a relacionarse. Pero este punto lo trataré en el siguiente artículo.
Mtra. Leny Cortés Aguilar. Docente e Investigadora del CESIGUE y facilitadora del “Grupo Terapéutico Mujer es… “ que se reúne cada martes a las 7pm en el Centro Yoloma en Estanzuela 20, Fraccionamiento Pomona, en Xalapa, Veracruz
Hola,
ResponderBorrarMe acabo de encontrar con este blog y con estos articulos de codependencia, me parecen muy buenos y los felicito por ellos. Yo he trabajado por un buen numero de años en este fenomeno de la codependencia, mi formacion tambien es gestaltica, por lo que compartimos marcos teoricos similares; en mi práctica profesional he observado que las relaciones de dependencia afectiva y emocional son temas muy actuales y que tienen repercusion en todos los niveles humanos.
Les comparto la direccion de mi blog y ojala me puedan dejar algun comentario http://codependenciaemocional.blogspot.com
Saludos y felicidades por su blog!