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Yoga y psicoterapia

Los caminos del pensamiento oriental y occidental han diferido durante cientos, tal vez miles de años. Pero en las últimas décadas se ha dado un acercamiento, sobre todo en el campo de la psicología y la psicoterapia,
La ciencia occidental, dominada por el dualismo y el método científico tradicionalmente ha desdeñado todo aquello que no es comprobable por medio del método experimental.
El yoga y la meditación, que finalmente son la misma cosa de acuerdo a la enseñanza hindú tradicional se han dedicado durante milenios al estudio de la mente. Pero esto no era aceptado por la ciencia occidental ya que su método es totalmente empírico.
Sin embargo, con el desarrollo de la teoría cuántica en la física y de las técnicas modernas para el estudio del cerebro, se han podido demostrar “científicamente” muchas de las enseñanzas del yoga.
Se han hecho estudios en las últimas décadas, tanto en Europa como en los Estados Unidos, que utilizan técnicas como los estudios por medio de resonancia magnética funcional (fMRI), electroencefalogramas computarizados (qEEG) y otras que han mostrado las diferencias provocadas por la meditación en el cerebro.
Aunque algunos teóricos de la psicoterapia como Maslow, Reich, Jung, Perls y el mismo Freud, incorporaron algunos elementos de las enseñanzas orientales, como los conceptos del aquí y ahora y la auto-realización que cobraron fuerza en este campo, otras teorías como las desarrolladas por Gurdjieff, Blavatsky, Ouspensky y otros ha sido consideradas principalmente como habladurías.
Si embargo, a partir de la década de 1960 se empezó a dar una migración de maestros de las corrientes yoguis de la India y de las corrientes budistas, principalmente del Japón y del Tibet que empezaron a transmitir sus conocimientos en Europa y Estados Unidos y ahora se han extendido a todo el mundo.
A partir de la década de 1980 se empiezan a reunir con el Dalai Lama un grupo de psicólogos, sociólogos, biólogos, físicos y otros científicos y se forma el Mind and Life Institute para estudiar y difundir las convergencias que puede haber en las enseñanzas budistas tradicionales y la ciencia moderna.
Dejando atrás el aspecto religioso que pudieran tener estas enseñanzas varios psicólogos y psicoterapeutas han empezado a incluir la meditación de atención plena (mindfulness) como un método de ayuda en la psicoterapia para el tratamiento de varios desórdenes como la ansiedad, el estrés, la depresión y otros. Personas como Daniel Goleman, Jon Kabat-Zinn y Daniel J. Siegel han incorporado a este tipo de meditación en sus teorías y en sus prácticas.
¿Por qué la meditación? A través de la meditación, por medio de la introspección, aprendemos a “calmar” nuestras mentes, a darnos cuenta de que las cosas son pasajeras, de que el mundo, y nosotros mismos, está cambiando de momento a momento. Aprendemos a vivir en el aquí y ahora, ese instante fugaz que divide al pasado del futuro. Nos damos cuenta que normalmente vivimos recordando hechos y sucesos del pasado, o por lo contrario nos la pasamos haciendo planes para el futuro. ¿Y dónde quedó el presente? Nos olvidamos casi por completo de él cuando en realidad es lo único que tenemos.
Por medio de la meditación vamos aprendiendo a darnos cuenta de esta naturaleza cambiante del mundo. Los sonidos que escuchamos cambian de un momento a otro, ahora escuchamos un perro ladrar, al siguiente momento escuchamos un auto pasar, luego a un niño reír, después a una mujer cantar. Vemos como el día va cambiando, ahora está soleado, después se nubla, luego llueve y mas adelante el cielo se llena de colores cuando se pone el sol.
Nos damos cuenta de que por nuestra mente pasan constantemente infinidad de pensamientos, que son reemplazados por otros constantemente. Pensamientos de recuerdos de lo que hicimos, de lo que planeamos hacer. Y normalmente nos enganchamos en alguno de estos pensamientos sin darnos cuenta de que sólo existen, en este momento, dentro de nuestra mente. Que no están sucediendo en el momento. Nos absorben de tal manera nuestros pensamientos que parece que fueran realidad.
Así por ejemplo, en un momento dado recuerdo que el sábado pasado mi hijo adolescente se fue al café con los amigos y llego en la madrugada sin haber avisado. Esto desde luego hizo que mi mujer se preocupara y yo me enojé, sobra decir que cuando por fin llegó, hubo reclamaciones, regaños y castigos. Y ahora lo vuelvo a recordar y me vuelvo a enojar al re-vivir esos momentos. Y la siguiente vez que algo similar sucede, ya no es un incidente aislado, se convierte en la suma de todos esos recuerdos, de todos esos enojos, que constantemente re-vivo en mi mente. Y de esta manera los problemas se van haciendo cada vez mayores.
Por eso es que la practica de la meditación consciente puede llegar a ser de gran ayuda en un proceso terapéutico al ayudarme a darme cuenta que esa angustia que siento, el estrés que me agobia, que sin duda tuvieron una causa en el pasado, en este momento no existen más que en mi mente.
Y el poder darme cuenta de esto, el comprenderlo de una manera intuitiva, no verbal, se convierte en un proceso de sanación que complementa la intervención psicoterapéutica.

Alfredo Amescua V.

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