¿Sonríes porque estás feliz o estás feliz porque estás sonriendo? Darwin creía que las expresiones faciales ciertamente son importantes para experimentar emociones. En “La expresión de las Emociones en el Hombre y los Animales”, escribió que “La libre expresión de una emoción por gestos externos la intensifica… [mientras que] …la represión… de todos los gestos externos suaviza nuestras emociones”. Esta idea fue ampliada por el gran psicólogo William James, quien sugirió que “toda representación de un movimiento despierta hasta cierto grado el movimiento real del que es objeto.”
El Botox, que es utilizado por millones de personas cada año para reducir arrugas y las líneas de expresión en la frente, funciona paralizando los músculos implicados en la producción de expresiones faciales. Un estudio que se publicará en la revista Psychological Sciences sugiere que al hacerlo daña la habilidad para procesar el contenido emocional del lenguaje y puede disminuir la calidad de las experiencias emocionales.
David Havas de la Universidad de Wisconsin-Madison y sus colegas han estado estudiando la relación entre la emoción y el lenguaje. En un estudio publicado en el 2007, manipularon subrepticiamente las expresiones faciales pidiéndoles a los participantes que sostuvieran una pluma, ya fuera en los dientes para estimular la sonrisa, o entre los labios para evitar que sonrieran. Se encontró que esto afectó el tiempo requerido para leer oraciones con contenido emocional: los tiempos de lectura para oraciones que describían situaciones placenteras fueron más cortos cuando los participantes estaban sonriendo que cuando se evitaba que sonrieran y sucedió lo opuesto cuando leyeron oraciones que describían situaciones desagradables.
Otros investigadores han mostrado que leer palabras que describen emociones puede activar los músculos implicados en la producción de expresiones faciales asociadas con esas emociones. Por ejemplo, leer palabras emocionalmente negativas causa la contracción del músculo (corrugator supercilii) que jala las cejas hacia abajo en dirección al centro de la cara para producir líneas de fruncimiento vertical en la parte superior de la nariz, mientras que leer palabras emocionalmente positivas activa el músculo (zygomaticus) que levanta los extremos de la boca para producir una sonrisa. Estos hallazgos proporcionan evidencia que las expresiones faciales involuntarias pueden evocar emociones y sugieren que los mecanismos cerebrales implicados en experimentar emociones también se usan para comprender el contenido emocional del lenguaje.
Dando seguimiento a sus primeros trabajos, Havas reclutó a 40 mujeres para el nuevo estudio, todas ellas querían someterse por primera vez a inyecciones de Botox como tratamiento cosmético para las arrugas de la frente. Se les pidió a estas participantes que leyeran oraciones que describían situaciones emocionalmente felices, tristes o neutras. Inmediatamente después fueron llevadas con el médico que les aplicó una sola inyección de Botox en el músculo de las “arrugas” (corrugator supercilii). (El Botox actúa inhibiendo la liberación del neurotransmisor acetilcolina en las neuronas motoras que provoca una parálisis muscular temporal de 24 a 48 horas después. Típicamente, el procedimiento se repite después de 3 0 4 meses, cada vez, los músculos se pueden atrofiar, o consumirse, por la falta de uso). Dos semanas después de la inyección, las participantes regresaron al laboratorio para leer otro conjunto de oraciones similares.
Los investigadores encontraron que el Botox redujo la lectura de las oraciones con contenido emocional triste, que, como lo mostraron los trabajos anteriores, normalmente haría que se contrajeran los músculos de las arrugas. El tiempo de lectura para las oraciones felices y neutrales fue el mismo en ambas sesiones. Los investigadores asumen que el incremento en el tiempo de lectura significa que la parálisis de los músculos de las arrugas dificultaron la comprensión del contenido emocional de las oraciones tristes. También argumentan que sus hallazgos apoyan la hipótesis que la retroalimentación de los músculos involucrados en la producción de las expresiones faciales es de gran importancia para regular las experiencias emocionales.
Los medios han exagerado los hallazgos de este estudio informando que el Botox puede dañar las relaciones y hacer que los que lo usan pierdan amistades. Los resultados pueden sugerir que el Botox puede dañar la reactividad emocional, pero ésto no es concluyente de ninguna manera, y las historias de las noticias pasan por alto completamente las implicaciones más profundas de los resultados – que al paralizar los músculos involucrados en la producción de expresiones faciales, el Botox puede realmente reducir la experiencia de la emoción en aquellos que lo usan. De acuerdo a las estadísticas compiladas por la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos, unos 4.6 millones de personas recibieron inyecciones de Botox en el 2008 sólo en los Estados Unidos, lo que lo convierte por mucho en el procedimiento cosmético más popular. Dado el uso tan extendido y no regulado del Botox, estos hallazgos sugieren que se necesitan mayores investigaciones de sus posibles efectos en las funciones cognitivas.
Havas, D., et al. (2010). Cosmetic use of botulinum toxin affects processing of emotional language. “Psych. Sci.” (in press)
Niedenthal, P. M., et al. (2009). Embodiment of emotion concepts. “J. Pers. Soc. Psych.” 96: 1120-1136]
Oberman, L. M., et al. (2007). Face to face: Blocking facial mimicry can selectively impair recognition of emotional expressions. “Social Neurosci” 2: 167-178.
Traducido por Alfredo Amescua Villela, CEsIGue, Xalapa, Veracruz, México
Fuente: sienceblogs.com 16 de abril de 2010
El Botox, que es utilizado por millones de personas cada año para reducir arrugas y las líneas de expresión en la frente, funciona paralizando los músculos implicados en la producción de expresiones faciales. Un estudio que se publicará en la revista Psychological Sciences sugiere que al hacerlo daña la habilidad para procesar el contenido emocional del lenguaje y puede disminuir la calidad de las experiencias emocionales.
David Havas de la Universidad de Wisconsin-Madison y sus colegas han estado estudiando la relación entre la emoción y el lenguaje. En un estudio publicado en el 2007, manipularon subrepticiamente las expresiones faciales pidiéndoles a los participantes que sostuvieran una pluma, ya fuera en los dientes para estimular la sonrisa, o entre los labios para evitar que sonrieran. Se encontró que esto afectó el tiempo requerido para leer oraciones con contenido emocional: los tiempos de lectura para oraciones que describían situaciones placenteras fueron más cortos cuando los participantes estaban sonriendo que cuando se evitaba que sonrieran y sucedió lo opuesto cuando leyeron oraciones que describían situaciones desagradables.
Otros investigadores han mostrado que leer palabras que describen emociones puede activar los músculos implicados en la producción de expresiones faciales asociadas con esas emociones. Por ejemplo, leer palabras emocionalmente negativas causa la contracción del músculo (corrugator supercilii) que jala las cejas hacia abajo en dirección al centro de la cara para producir líneas de fruncimiento vertical en la parte superior de la nariz, mientras que leer palabras emocionalmente positivas activa el músculo (zygomaticus) que levanta los extremos de la boca para producir una sonrisa. Estos hallazgos proporcionan evidencia que las expresiones faciales involuntarias pueden evocar emociones y sugieren que los mecanismos cerebrales implicados en experimentar emociones también se usan para comprender el contenido emocional del lenguaje.
Dando seguimiento a sus primeros trabajos, Havas reclutó a 40 mujeres para el nuevo estudio, todas ellas querían someterse por primera vez a inyecciones de Botox como tratamiento cosmético para las arrugas de la frente. Se les pidió a estas participantes que leyeran oraciones que describían situaciones emocionalmente felices, tristes o neutras. Inmediatamente después fueron llevadas con el médico que les aplicó una sola inyección de Botox en el músculo de las “arrugas” (corrugator supercilii). (El Botox actúa inhibiendo la liberación del neurotransmisor acetilcolina en las neuronas motoras que provoca una parálisis muscular temporal de 24 a 48 horas después. Típicamente, el procedimiento se repite después de 3 0 4 meses, cada vez, los músculos se pueden atrofiar, o consumirse, por la falta de uso). Dos semanas después de la inyección, las participantes regresaron al laboratorio para leer otro conjunto de oraciones similares.
Los investigadores encontraron que el Botox redujo la lectura de las oraciones con contenido emocional triste, que, como lo mostraron los trabajos anteriores, normalmente haría que se contrajeran los músculos de las arrugas. El tiempo de lectura para las oraciones felices y neutrales fue el mismo en ambas sesiones. Los investigadores asumen que el incremento en el tiempo de lectura significa que la parálisis de los músculos de las arrugas dificultaron la comprensión del contenido emocional de las oraciones tristes. También argumentan que sus hallazgos apoyan la hipótesis que la retroalimentación de los músculos involucrados en la producción de las expresiones faciales es de gran importancia para regular las experiencias emocionales.
Los medios han exagerado los hallazgos de este estudio informando que el Botox puede dañar las relaciones y hacer que los que lo usan pierdan amistades. Los resultados pueden sugerir que el Botox puede dañar la reactividad emocional, pero ésto no es concluyente de ninguna manera, y las historias de las noticias pasan por alto completamente las implicaciones más profundas de los resultados – que al paralizar los músculos involucrados en la producción de expresiones faciales, el Botox puede realmente reducir la experiencia de la emoción en aquellos que lo usan. De acuerdo a las estadísticas compiladas por la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos, unos 4.6 millones de personas recibieron inyecciones de Botox en el 2008 sólo en los Estados Unidos, lo que lo convierte por mucho en el procedimiento cosmético más popular. Dado el uso tan extendido y no regulado del Botox, estos hallazgos sugieren que se necesitan mayores investigaciones de sus posibles efectos en las funciones cognitivas.
Havas, D., et al. (2010). Cosmetic use of botulinum toxin affects processing of emotional language. “Psych. Sci.” (in press)
Niedenthal, P. M., et al. (2009). Embodiment of emotion concepts. “J. Pers. Soc. Psych.” 96: 1120-1136]
Oberman, L. M., et al. (2007). Face to face: Blocking facial mimicry can selectively impair recognition of emotional expressions. “Social Neurosci” 2: 167-178.
Traducido por Alfredo Amescua Villela, CEsIGue, Xalapa, Veracruz, México
Fuente: sienceblogs.com 16 de abril de 2010
Muy buen articulo, muy interesante.
ResponderBorrarConsidero personalmente que el botox puede incluso mejorar el autoestima de las personas y entonces lograr esa felicidad que poco a poco el evnejecimiento les esta dando.