Durante una visita familiar a “Raices de la empatía” en la Escuela Pública de Carleton Village en Toronto, Canada, estos niños de 8 y 9 años observan las habilidades para resolver problemas de la bebé Stephana, reconociendo sus señales para entender cuando el interés se convierte en frustración.
La neurociencia y la comprensión socio-emocional son parte de este aprendizaje experiencial.
Finn O’Hara para TIME
En una escuela pública en Toronto, 25 niños de tercero y cuarto hacen un círculo alrededor de una manta verde y se concentran intensamente en una bebé de 10 meses con ojos cafés serios. Bebé Stephana, como la llaman, gatea hasta el centro de la manta y se voltea a ver a su madre. “Cuando ve a su mamá, está checando para ver si todo está bien,” explica uno de los niños, que está aprendiendo a entender y a responder a las emociones de la bebé – a las de sus compañeros – en un programa llamado “Raíces de la empatía (ROE)”.
Después del suicido de un muchacho de 15 años relacionado con un “bully”, los padres y los educadores en Norteamérica se preguntan: ¿Se podía haber evitado la muerte? ¿Qué pueden hacer las escuelas para evitar las burlas que suceden dentro y fuera de las escuelas? Y lo más importante, ¿se pueden enseñar cualidades positivas como empatía y amabilidad? En diciembre, Campbell Collaboration, una red internacional de investigación, publicó un estudio de décadas acerca del desconcertante conjunto de programas contra los “bullies” de las escuelas (con nombres como “Espera Respeto”, “La Juventud Importa” y S.S.GRIN) y encontró que los que funcionan mejor tienen muchos elementos diferentes - que incluyen comprometer y capacitar a los padres – y duran más, algunas veces años.
Uno de los programas contra “bullies” más prometedores ROE (junto con su programa hermano “Semillas de la empatía” empieza desde el preescolar y llevan a un padre o madre amoroso y a su bebé a las clases para ayudarles a los niños a entender la perspectiva de otros. El programa sin fines de lucro esta basando en parte en la neurociencia social, un campo que ha explotado en los últimos 10 años, con cientos de nuevos hallazgos de cómo están construidos nuestros cerebros para cuidar, competir y cooperar. Una vez al mes, los estudiantes observan a la misma madre y a su bebé interactuar sobre la manta. Instructores especiales de ROE también imparte clases y debates relacionados antes y después de estas visitas y durante el año escolar.
“Nos encanta cuando un bebé tiene cólicos” dice la fundadora Mary Gordon. Entonces la madre usualmente le cuenta a la clase qué tan frustrante y molesto es cuándo no sabe que hacer para que el bebé deje de llorar. Eso les da a los niños una idea de la perspectiva de la madre – y de cómo la conducta de los bebés puede afectar a los adultos, que a menudo es algo en lo que nunca han pensado.
Cuando Bebé Stephana llora, un instructor de ROE les ayuda a los niños a inferir que le puede estar molestando. Se les enseña que un bebé que llora no es un bebé malo sino un bebé con un problema. Al tratar de comprender como ayudar, aprenden a ver el mundo a través de los ojos del infante y a comprender lo que es tener una necesidad y no tener la habilidad para expresarlo con claridad.
Fundado en 1996 en Canada, ROE se les ha enseñado a 315,000 niños en cuatro países. Este año se les impartió a 50,000 niños en cerca de 2,000 salones de clase. Hasta la fecha, nueve estudios independientes han mostrado que las escuelas en las que se impartió ROE han experimentado una “agresión reducida” y una “conducta pro-social incrementada” entre los estudiantes (el uso de estos términos en ROE es probablemente la causa por la que no fue evaluado en el estudio Campbell, que usó una búsqueda de palabras clave para estudios sobre “bullying”). En los Estados Unidos, donde empieza a desarrollarse el momento para una ley que crearía financiamientos federales para la enseñanza social y emocional en primarias y secundarias, ROE se usa en 40 escuelas y “Semillas de la empatía” en tres centros “Head Start” en Seattle, y se planea expandirlos el año que entra.
Fuente Time Magazine. Maia Szalavitz 24 de mayo de 2010
La neurociencia y la comprensión socio-emocional son parte de este aprendizaje experiencial.
Finn O’Hara para TIME
En una escuela pública en Toronto, 25 niños de tercero y cuarto hacen un círculo alrededor de una manta verde y se concentran intensamente en una bebé de 10 meses con ojos cafés serios. Bebé Stephana, como la llaman, gatea hasta el centro de la manta y se voltea a ver a su madre. “Cuando ve a su mamá, está checando para ver si todo está bien,” explica uno de los niños, que está aprendiendo a entender y a responder a las emociones de la bebé – a las de sus compañeros – en un programa llamado “Raíces de la empatía (ROE)”.
Después del suicido de un muchacho de 15 años relacionado con un “bully”, los padres y los educadores en Norteamérica se preguntan: ¿Se podía haber evitado la muerte? ¿Qué pueden hacer las escuelas para evitar las burlas que suceden dentro y fuera de las escuelas? Y lo más importante, ¿se pueden enseñar cualidades positivas como empatía y amabilidad? En diciembre, Campbell Collaboration, una red internacional de investigación, publicó un estudio de décadas acerca del desconcertante conjunto de programas contra los “bullies” de las escuelas (con nombres como “Espera Respeto”, “La Juventud Importa” y S.S.GRIN) y encontró que los que funcionan mejor tienen muchos elementos diferentes - que incluyen comprometer y capacitar a los padres – y duran más, algunas veces años.
Uno de los programas contra “bullies” más prometedores ROE (junto con su programa hermano “Semillas de la empatía” empieza desde el preescolar y llevan a un padre o madre amoroso y a su bebé a las clases para ayudarles a los niños a entender la perspectiva de otros. El programa sin fines de lucro esta basando en parte en la neurociencia social, un campo que ha explotado en los últimos 10 años, con cientos de nuevos hallazgos de cómo están construidos nuestros cerebros para cuidar, competir y cooperar. Una vez al mes, los estudiantes observan a la misma madre y a su bebé interactuar sobre la manta. Instructores especiales de ROE también imparte clases y debates relacionados antes y después de estas visitas y durante el año escolar.
“Nos encanta cuando un bebé tiene cólicos” dice la fundadora Mary Gordon. Entonces la madre usualmente le cuenta a la clase qué tan frustrante y molesto es cuándo no sabe que hacer para que el bebé deje de llorar. Eso les da a los niños una idea de la perspectiva de la madre – y de cómo la conducta de los bebés puede afectar a los adultos, que a menudo es algo en lo que nunca han pensado.
Cuando Bebé Stephana llora, un instructor de ROE les ayuda a los niños a inferir que le puede estar molestando. Se les enseña que un bebé que llora no es un bebé malo sino un bebé con un problema. Al tratar de comprender como ayudar, aprenden a ver el mundo a través de los ojos del infante y a comprender lo que es tener una necesidad y no tener la habilidad para expresarlo con claridad.
Fundado en 1996 en Canada, ROE se les ha enseñado a 315,000 niños en cuatro países. Este año se les impartió a 50,000 niños en cerca de 2,000 salones de clase. Hasta la fecha, nueve estudios independientes han mostrado que las escuelas en las que se impartió ROE han experimentado una “agresión reducida” y una “conducta pro-social incrementada” entre los estudiantes (el uso de estos términos en ROE es probablemente la causa por la que no fue evaluado en el estudio Campbell, que usó una búsqueda de palabras clave para estudios sobre “bullying”). En los Estados Unidos, donde empieza a desarrollarse el momento para una ley que crearía financiamientos federales para la enseñanza social y emocional en primarias y secundarias, ROE se usa en 40 escuelas y “Semillas de la empatía” en tres centros “Head Start” en Seattle, y se planea expandirlos el año que entra.
Fuente Time Magazine. Maia Szalavitz 24 de mayo de 2010
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