Las mujeres que han sido víctimas de maltrato conyugal: tipos de violencia experimentada y algunos efectos en la salud mental
Ma. Teresa Saltljeral•
Luciana Ramos•
Miguel Angel Caballero•
Han sido diversos los estudios que mencionan los efectos del maltrato sobre la salud mental de las mujeres: la depresión, incluyendo una baja auto-estima, la auto-culpabilidad, el fatalismo, la desesperanza, la ideación suicida, etc., y una serie de manifestaciones, como la intrusión de recuerdos traumáticos, malestar psicológico, aplanamiento afectivo, problemas para dormir y de hipervigilancia, que forman parte de lo que a partir del DSM-III (1,2) se llegó a conceptualizar como el Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT). Sin embargo, no se ha logrado encontrar un patrón sintomatológico delimitado, como ocurre en otro tipo de manifestaciones de violencia.
Al respecto, vale la pena considerar lo planteado por Terr (15), quien diferencia dos tipos de estresores traumáticos: los de breve duración, o tipo 1, vs los prolongados, o tipo 11. Los de tipo I se caracterizan por ser únicos, peligrosos, aislados, sorpresivos, devastadores y de corta duración; suelen generar recuerdos vívidos y completos. Es más probable que generen síntomas de EPT y de reexperimentarse en forma "clásica". A este grupo pertenecen los desastres naturales, los delitos comunes y una parte de los delitos sexuales, principalmente las violaciones o intentos de violación cometidos por desconocidos. Por su parte, los estresores de tipo 11 incluyen los que son variables, múltiples, crónicos, de larga duración, repetidos y anticipados, generalmente de origen humano y que, inicialmente, se experimentan como tipo 1, pero que al volver a ocurrir, la víctima los espera y teme que vuelvan a ocurrir. Estos sucesos generan sentimientos de incapacidad para prevenirlos, conllevan recuerdos que son más como "manchas" o "borrones" debido al mecanismo de disociación, pueden alterar la visión del sí mismo y del mundo, y generar sentimientos de culpa, vergüenza y devaluación; tienen más probabilidad de generar problemas caracterológicos e interpersonales; pueden generar respuestas disociativas, negación y entumecimiento o uso de sustancias adictivas para protegerse a sí mismo.
Entre estos estresores se incluyen por ejemplo, situaciones tales como la guerra, los campos de concentración, los secuestros y, por supuesto, el maltrato a las mujeres y a otras víctimas de la violencia doméstica: las niñas y niños que son objeto de abuso físico y sexual.
De acuerdo con las experiencias narradas por las mujeres después de exteriorizar su recuerdo del maltrato, definimos algunas consecuencias inmediatas de la violencia. Algunas de estas manifestaciones se presentan en los siguientes testimonios. A nivel emocional, las cuatro expresaron sentimientos de miedo, coraje, ira, terror, vulnerabilidad, tristeza, etc. que se llegaron a presentar durante varios días o semanas, según lo manifestado por las informantes.
“…pero cuando iba pasando tiempo. .. estaba tan aterrada que ya no me defendía, te paralizas, te da miedo ¿no?, y quiero confesarte que te quedas paralizada ante los golpes, o sea que el maltrato se vuelve terrible."
Estas emociones se entremezclan fuertemente con ciertas respuestas cognoscitivas, por lo que las informantes dijeron haberse sentido humilladas, desconfiadas, indefensas y acorraladas. El relato de una de ellas señala:
" ... Me daba mucha vergüenza ... para mí eso era como que humillante, intentaba sacarme de la casa, por ejemplo: a veces, cuando estaba en camisón y me quería sacar porque era su casa, y cosas así ¿no?, para mi era terrible ... decía, ya me fregué, estoy embarazada, además estoy mala, o sea que no puedo pararme e irme a trabajar, ni nada ... "
Esto afecta la percepción de sí mismas, ya que no pueden explicarse las causas del maltrato. Se llenan de confusión y no le encuentran sentido a lo que les sucede, llegando a autoculparse.
"Pues no me dolían los golpes físicos, me sentía muy mal, o sea, no puede ser posible si yo no he hecho nada malo; yo me sentía la culpable, o sea ¿qué hice mal?, qué pudo haber pensado él mal, porque yo ... lo que pasa es que yo soy un tipo de persona muy alegre, siempre estaba echando relajo y con él hasta dejé de reírme para que no llegara a pensar mal de mí, pero sí, sentía que por mi culpa había pasado eso, la verdad".
También se presentaron algunas conductas de tipo disociativo, como no ser ella a la que le estaba sucediendo, o llegar a sentir que se separaba de su cuerpo.
" ... y yo en realidad sentía que sí me estaba volviendo loca ... inclusive se lo dije; le dije, 'mira, ya me están pasando cosas muy extrañas' ... le dije, 'yo siento que me salgo de mi cuerpo ... ' Sí, había veces en que estaba parada y yo veía que mi cuerpo estaba bien parado pero yo me sentía chueca ... decía ...es que no estoy en la posición en que está mi cuerpo o llegaba a estar hincada y llegaba a sentir que estaba en un remolino muy fuerte.”
Las consecuencias físicas que experimentaron las informantes, fueron : dificultades para dormir, dolores de cabeza o estómago y falta de apetito. A nivel social, su situación influyó para que se mantuvieran aisladas, evitando el contacto con amigos o familiares, y surgiendo una especie de desconfianza en las personas del sexo opuesto, así como en las relaciones con sus compañeros de trabajo.
Para todas estas mujeres, el maltrato representó una disrupción en su desarrollo dentro de las diferentes áreas de su vida, como el trabajo y la familia.
Discusión
Es evidente que la violencia conyugal es un fenómeno muy complejo, en el que están presentes diversos elementos difíciles de separar, ya que interactuan simultáneamente. Este trabajo es parte de un proyecto más amplio que pretende profundizar en la dinámica del maltrato y los efectos en la salud mental de las mujeres, partiendo de un enfoque cualitativo que continuará con un estudio cuantitativo en el que se consideren los hallazgos del primero.
Como manifiestan estas mujeres, las formas de violencia y los efectos de este maltrato son devastadores y obstaculizan su desarrollo personal. Esta situación deja una profunda huella en sus vidas y una dificultad para recuperarse de esa experiencia. Por esto, el tratar de comprender y sistematizar esta problemática podría redundar, principalmente, en demostrar la gravedad de este problema y plantear la posibilidad de darle más atención.
Este esfuerzo podría ayudar a generar estrategias que mejoren las relaciones de la pareja, confrontando las creencias culturales, y eliminar los mitos que promueven la conducta sexual agresiva. Así mismo, esto permitiría dar a conocer la magnitud del problema y sus efectos en la vida de las mujeres que lo padecen, y proponer que mejoren los sistemas de salud y de justicia, que deberán incluir un apoyo efectivo a las mujeres, y sensibilizar a los profesionales de las diversas disciplinas respecto a este fenómeno.
Todavía hay mucho por hacer, por lo que aun cuando ya se hayan hecho esfuerzos coordinados para un abordaje interdisciplinario, debemos estar conscientes de que apenas estamos empezando a estudiar un problema que tomará mucho tiempo resolver.
Agradecimientos
Los autores agradecen el apoyo financiero recibido por CONACyT (0890P-H9506). Agradecemos a Amy Hammock, investigadora del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México, por su colaboración en algunas de las entrevistas realizadas. Al Centro para la Atención a la Violencia Intrafamiliar y Sexual (AVISE), particularmente al doctor Javier de la Garza Aguijar, Director General, al doctor Ramón Esteban, Subdirector de Investigación, a la psicologa Silvia Morales, psicologa Juanita Nuñez y a la señorita Martha Cecilia Ferrusca, por su apoyo en la planeación operativa de las entrevistas. Finalmente, un afectuoso agradecimiento a las mujeres entrevistadas que nos permitieron conocer un fragmento importante de su vida.
REFERENCIAS
1. AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION: Diagnostic and Statistical Manual o, Mental Disorders. (3a. ed. revisada) (DSM-III-R). APA, Washington, 1987.
2. AMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATlON: Diagnostic and Statistical Manual o, Mental Disorders. (4a. ed. revisada) (OS M-IV). APA, Washington, 1994.
3. CARDEN AD: Wife abuse and wife abuser: review and recommendations. The Counseling Psychologist, 22(4):539-582, 1994.
4. CORSI J: Una mirada abarcativa sobre el problema de la violencia familiar. En: J Corsi (Comp). Violencia Familiar Una Mirada Interdisciplinaria sobre un Grave Problema Social. Paidós, Buenos Aires, 1994.
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8. ENCUESTA DE OPINION PUBLICA SOBRE lA INCIDENCIA DE VIOLENCIA EN LA FAMILIA: Asociación Mexicana contra la Violencia hacia las Mujeres. AC. (COVAC), FNUAP, PGJDF, México, 1995.
9. FERREIRA GB: la Mujer Maltratada. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1989.
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11 . GOODMAN LA, KOSS MP, RUSSO NF: Violence against women: Physical and mental health effects. Part 1. Research findings. Applied & Preventive Psychology, 2:79-89,1993.
12. HEISE L, PITANGUY J, GERMAIN A: Violencia contra la mujer: la cara oculta sobre la salud. Programa Mujer, Salud y Desarrollo. Organización Panamericana de la Salud, Washington, 1994.
13. HOFF LA: Violence Issues: An Interdisciplinary Curriculum Guide for Health Professionals. Health Canada, Canada, 1994.
14. STARK E, FllTCRAFT A: Women at Risk, Domestic Violen ce and Women's Health. Thousand Oaks, Sage Publications, USA. California, 1996.
15. TERR LC: Unchanged memories: True Stories o, Traumatíc Memories, Lost and Found. Basic Books, Nueva York, 1994.
16. WALKER LE: The Battered Woman Syndrome. Springer, Nueva York, 1984.
• Investigadores de la División de Investigaciones Epidemiológicas
y Sociales. Instituto Mexicano de Psiquiatrfa. Calz. México-Xochimilco
101. San Lorenzo Huipulco. 14370, México. D.F.
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