La investigación en el campo de la consciencia tiene una gran deuda con el científico alemán Hans Berger quien, en la década de 1920, descubrió las ondas cerebrales y su relación con diferentes estados de consciencia. Gracias a su trabajo pionero, ahora sabemos que el cerebro emite tenues impulsos eléctricos que pueden ser medidos en microvolts mediante un electroencefalograma o EEG. Concretamente, los investigadores adhieren electrodos al cuero cabelludo de los sujetos que se examinarán y los conectan al EEG, el cual tiene un amplificador. Este amplifica los pequeños potenciales eléctricos hasta diez millones de veces. Entonces se trazan las ondas o ritmos cerebrales con plumas de tinta automáticas sobre un rollo de papel giratorio, puesto que hay varios tipos de ondas cerebrales, el eeg puede ser equipado para que filtre el tipo particular de onda cerebral que se desea registrar.
Hay cuatro ondas cerebrales principales, medidas según la frecuencia o la velocidad del impulso y la amplitud o el voltaje del impulso. Los investigadores solicitan a los sujetos examinados que describan sus estados internos mientras están produciendo determinadas ondas cerebrales. De esta forma han verificado que ciertos estados psicológicos internos están asociados con una determinada actividad cerebral.
Los cuatro grupos de ondas cerebrales son los siguientes:
Beta.- Es la más común en nuestras horas de vigilia. La beta-consciencia, cuya medida es de 13 o más ciclos por segundo, está asociada con la atención enfocada y el pensamiento activo de una mente vuelta hacia el mundo externo. En este ritmo se manifiesta el más alto grado de excitabilidad cortical. El lector de estas páginas está ahora produciendo una buena cantidad de ondas beta.
Alfa.- Son más tranquilas. En ellas la frecuencia baja a 8 a 12 ciclos por segundo, y el estado interno se describe como de lucidez relajada, desplazándose hacia la interioridad o lo que se llama «estados internamente enfocados». Aunque alrededor del 10% de la población de los E.E.U.U. no son productores de ondas alfa, la mayoría de la gente las produce cuando cierra sus ojos y se relaja. Pero, continuar en consciencia alfa en forma estable con los ojos abiertos no es fácil. En verdad, sólo difícilmente puede ser logrado sin entrenamiento especial, y es una de las características de los adeptos al Zen.
La onda alfa puede ser de alta o baja amplitud según la producción de microvolts por el cerebro. Las ondas alfa de alta amplitud indican que el sujeto está en un estado de concentración más profundo. Este ritmo está asociado con la meditación más avanzada y con el misticismo.
Theta.- Su frecuencia es de 4 a 7 ciclos por segundo. Está asociada a la somnolencia, Es el ritmo que aparece cuando nos deslizamos hacia la inconsciencia o hacia el sueño y, a menudo, están acompañadas por imaginería hipnagógica como la de los sueños.
Delta.- Su frecuencia es de 0 a 4 ciclos por segundo. Es el ritmo que se encuentra en el sueño profundo, sin ensueños.
Para más claridad, ver el siguiente diagrama:
1.- Estado de excitación: ondas beta.
2.- Estado de relajación: ondas alfa,
3.- Estado de somnolencia: ondas irregulares theta.
4.- Sueño moderado: ondas en forma de huso y delta.
5.- Sueño profundo: ondas delta.
Después del descubrimiento de las ondas cerebrales, se avanzó más allá aún con el descubrimiento de la bio-retroalimentación. Esta es una técnica para el autocontrol del ser humano, en el cual una persona se hace consciente de sus ondas cerebrales a la vez que se da cuenta de su estado mental interno. En otras palabras, es un dispositivo mecánico para presentar exteriormente la información de lo que está pasando internamente.
Nuestro estado de consciencia es proyectado hacia afuera de manera que podamos mirarlo objetivamente. Esto se hace equipando al EEG con instrumentos, los que mediante un sonido o el destello de una luz, le dicen al sujeto que está produciendo ondas alfa, o theta, o lo que sea. Al escuchar o ver la señal y asociarla con determinados estados internos, el sujeto puede entrenarse gradualmente para entrar en estados internos de consciencia accesibles sólo a meditantes experimentados, usuarios de drogas alucinógenas o místicos. Pero, una vez más debemos ser cautos. El mecanismo de estas máquinas es increíblemente delicado. Las buenas máquinas de bio-retroalimentación no se consiguen fácilmente y cuestan bastante dinero. Una máquina de inferior calidad puede producir absurdos resultados. Puede hacer que el erizamiento del cabello suene como ondas alfa, animando de este modo falsas esperanzas en el infortunado practicante.
La bio-retroalimentación está aún en sus comienzos. Pero puede perfectamente apuntar hacia una nueva forma de control mental y hacia nuevos horizontes en la educación. Sus posibilidades son enormes.
El ritmo que ha despertado el mayor interés es alfa. Parece, además, que un tipo particular de personalidad tiende a ser productora de ondas alfa en forma más o menos natural. El Dr. Joseph Kamiya del Instituto Langley Porter de San Francisco dice:
«He encontrado que cierta clase de individuos tiene un mejor aprendizaje de cómo controlar las ondas alfa, especialmente en incrementar las alfa, y estos individuos parecen lejos de ser quienes tienen algún interés en practicar meditación. No pertenecen a una escuela Yoga o Zen, o cualquier otra escuela formal de meditación. Si el individuo tiene un largo historial de introspección de sí mismo, parece ser especialmente bueno para mejorar el ritmo alfa. También es preferentemente un individuo que usa palabras tales como «imágenes», «sueños», «anhelos» y «sensaciones». He llegado a la conclusión que, por otra parte, hay un gran número de gente que no sabe exactamente a qué nos referimos cuando hablamos acerca de imágenes y sensaciones. Para esta gente, las palabras describen algo que alguien más debe tener, pero ellos no parecen tener ningún grado de sensibilidad propia a tales cosas. No lo hacen bien en mis experimentos, ni logran un alto control sobre sus ritmos alfa.»
Continuará
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