El misterio del Autismo
Mtra. Leticia Colina Escalante
Coordinadora del Diplomado en Autismo
Centro de Estudios e Investigación Guestálticos
El autismo es un síndrome que se nos muestra misterioso, desafiante, complicado y excepcional dentro de las discapacidades intelectuales. Es la punta de un iceberg que, al entender los comportamientos de las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA), nos concientiza y abre caminos en diversos campos de la investigación: neuropsicología, ciencia médica, psicología terapéutica y educativa, neuropsiquiatría, biología, educación e incluso filosofía y arte etc.
La Educación Especial tiene la obligación de mirar la discapacidad intelectual desde otro ángulo, desde la mirada del autismo, porque éste nos enseña la complejidad de una mente que funciona de manera muy distinta a la que llamamos normal. Nos obliga a profundizar en la necesidad de comprender a los otros, compartir mundos mentales y relacionarnos; también aporta el conocimiento del mecanismo mental que tiene lugar en el procesamiento de información en otras discapacidades intelectuales, obligándonos a entender cómo comunicarnos con las personas que las padecen y poder mejorar la enseñanza.
Bleuer habla del autismo por primera vez en 1912, pero no es sino hasta 1943 que Leo Kanner realiza un estudio y análisis con 11 chicos, reconociendo el autismo infantil precoz (término utilizado en la patología de la esquizofrenia) y determinando criterios de clasificación en el comportamiento de sus pacientes. Asperger estudia en Alemania casos similares, describe otras características y no asocia el comportamiento con un problema psicótico. El caso de Kanner se convirtió en un prototipo de diagnóstico y en el paradigma de muchas de las falacias clásicas acerca del autismo (madre refrigerador, aislamiento, conocimientos excepcionales, etc.)
En los años sesenta se deshecha la hipótesis de la culpabilidad de los padres pues se basaba en especulaciones de casos clínicos, y para ese entonces se encuentran indicios claros de la asociación del autismo con trastornos neurobiológicos. Surgen así ajustes en el área educativa y biológica. Se vincula el origen con un desajuste orgánico, un defecto en la funcionalidad del sistema nervioso central. Se demuestra la existencia de una alteración cognitiva más que afectiva y se confirma que el tratamiento principal del autismo debe ser la educación. (Esto no descarta el tratamiento fármaco o alimenticio etc.)
Lo anterior promueve el desarrollo en procedimientos de modificación de conductas. Se abren caminos para la creación de programas eficaces para desarrollar el lenguaje; se fomentan terapias para mejorar la comunicación y las conductas sociales, con el objetivo de promover la autonomía y aumentar las capacidades cognitivas y las destrezas.
En la década de 1970, en la Universidad de California de los Angeles (UCLA), los psicólogos Ivar Lovaas, Koegel y Robert desarrollaron un programa de intervención conocido como el ABA. En los sesenta, el doctor Erich Shopler desarrolló el Tratamiento y Educación para Autistas y Discapacidades Relacionadas (TEACCH), como un programa estatal de Carolina del Norte al servicio de personas con TEA y sus familias. Podemos mencionar muchos otros tratamientos como el Picture Exchange Communication System (PECS), el enfoque neuro-cognitivo, el método Tomatis, Teoria de la mente, Terapia de Juego, etc., pero lo más importante es que la persona con autismo tiene que ser educada y entrenada con un enfoque interdisciplinario aplicado a las peculiaridades de cada situación.
La falta de optimismo, esconder la información de experiencias educativas importantes o comercializar con ellas, la falta de expectativas de los padres por no tener el conocimiento educativo ni la credibilidad en la mejora, la lucha en la descalificación de los diferentes métodos comprobados, y el desacierto en lo referente a la intervención apropiada, hacen mas difícil comprender la obligación que tenemos, tanto maestros, terapeutas, científicos y padres de luchar por difundir el conocimiento sobre el autismo, así como de los métodos de intervención, para contribuir en el avance en los campos educativos, psicológicos, comunicativos, etc. Y sobre todo, en la calidad de las vidas de las personas con autismo y sus familias.
Para quienes estén interesados en profundizar acerca del diagnóstico y formas de intervención, el CESIGUE ha organizado un diplomado que iniciará el próximo 22 de octubre, si estás interesado/a en conocer más te invitamos a la plática gratuita que se ofrecerá en las instalaciones de CESIGUE, Xalapa el miércoles 5 de octubre a las 18 hrs.
Mtra. Leticia Colina Escalante

Coordinadora del Diplomado en Autismo
Centro de Estudios e Investigación Guestálticos
El autismo es un síndrome que se nos muestra misterioso, desafiante, complicado y excepcional dentro de las discapacidades intelectuales. Es la punta de un iceberg que, al entender los comportamientos de las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA), nos concientiza y abre caminos en diversos campos de la investigación: neuropsicología, ciencia médica, psicología terapéutica y educativa, neuropsiquiatría, biología, educación e incluso filosofía y arte etc.
La Educación Especial tiene la obligación de mirar la discapacidad intelectual desde otro ángulo, desde la mirada del autismo, porque éste nos enseña la complejidad de una mente que funciona de manera muy distinta a la que llamamos normal. Nos obliga a profundizar en la necesidad de comprender a los otros, compartir mundos mentales y relacionarnos; también aporta el conocimiento del mecanismo mental que tiene lugar en el procesamiento de información en otras discapacidades intelectuales, obligándonos a entender cómo comunicarnos con las personas que las padecen y poder mejorar la enseñanza.
Bleuer habla del autismo por primera vez en 1912, pero no es sino hasta 1943 que Leo Kanner realiza un estudio y análisis con 11 chicos, reconociendo el autismo infantil precoz (término utilizado en la patología de la esquizofrenia) y determinando criterios de clasificación en el comportamiento de sus pacientes. Asperger estudia en Alemania casos similares, describe otras características y no asocia el comportamiento con un problema psicótico. El caso de Kanner se convirtió en un prototipo de diagnóstico y en el paradigma de muchas de las falacias clásicas acerca del autismo (madre refrigerador, aislamiento, conocimientos excepcionales, etc.)
En los años sesenta se deshecha la hipótesis de la culpabilidad de los padres pues se basaba en especulaciones de casos clínicos, y para ese entonces se encuentran indicios claros de la asociación del autismo con trastornos neurobiológicos. Surgen así ajustes en el área educativa y biológica. Se vincula el origen con un desajuste orgánico, un defecto en la funcionalidad del sistema nervioso central. Se demuestra la existencia de una alteración cognitiva más que afectiva y se confirma que el tratamiento principal del autismo debe ser la educación. (Esto no descarta el tratamiento fármaco o alimenticio etc.)
Lo anterior promueve el desarrollo en procedimientos de modificación de conductas. Se abren caminos para la creación de programas eficaces para desarrollar el lenguaje; se fomentan terapias para mejorar la comunicación y las conductas sociales, con el objetivo de promover la autonomía y aumentar las capacidades cognitivas y las destrezas.
En la década de 1970, en la Universidad de California de los Angeles (UCLA), los psicólogos Ivar Lovaas, Koegel y Robert desarrollaron un programa de intervención conocido como el ABA. En los sesenta, el doctor Erich Shopler desarrolló el Tratamiento y Educación para Autistas y Discapacidades Relacionadas (TEACCH), como un programa estatal de Carolina del Norte al servicio de personas con TEA y sus familias. Podemos mencionar muchos otros tratamientos como el Picture Exchange Communication System (PECS), el enfoque neuro-cognitivo, el método Tomatis, Teoria de la mente, Terapia de Juego, etc., pero lo más importante es que la persona con autismo tiene que ser educada y entrenada con un enfoque interdisciplinario aplicado a las peculiaridades de cada situación.
La falta de optimismo, esconder la información de experiencias educativas importantes o comercializar con ellas, la falta de expectativas de los padres por no tener el conocimiento educativo ni la credibilidad en la mejora, la lucha en la descalificación de los diferentes métodos comprobados, y el desacierto en lo referente a la intervención apropiada, hacen mas difícil comprender la obligación que tenemos, tanto maestros, terapeutas, científicos y padres de luchar por difundir el conocimiento sobre el autismo, así como de los métodos de intervención, para contribuir en el avance en los campos educativos, psicológicos, comunicativos, etc. Y sobre todo, en la calidad de las vidas de las personas con autismo y sus familias.
Para quienes estén interesados en profundizar acerca del diagnóstico y formas de intervención, el CESIGUE ha organizado un diplomado que iniciará el próximo 22 de octubre, si estás interesado/a en conocer más te invitamos a la plática gratuita que se ofrecerá en las instalaciones de CESIGUE, Xalapa el miércoles 5 de octubre a las 18 hrs.
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