
Mtro. Enrique Magaña Olán.
CESIGUE, Villahermosa, Tabasco
Para honrar a mis fieles difuntos hoy quiero entregarles algunas historias. Cuando era muy pequeño sucedieron muchos eventos, uno de los primeros fue compartir la vida con mi abuela Carmela de la O Vega, yo siempre digo que ella era una psicóloga empírica, pues muchas de sus enseñanzas las basaba en las experiencias, aparte de los dulces de tajada de limón real y cocoyol, ella me brindaba su cariño incondicionalmente, de ella aprendí el respeto de una manera muy particular, cuando ella exponía alguna situación y -Yo exclamaba- ¡Estás segura¡, de inmediato me respondía – Hijo de lo único que estoy muy segura es que del algo voy a morir- lo otro no es seguro el 100%.
La siguiente historia es de alguien a quien disfrutaba por sus grandes ocurrencias y sus maravillosas historias, mi abuelo materno. Baltasar Olán Magaña, de entrada era curioso saber que sus apellidos eran los mismos que los míos, al revés, este mi abuelo era pescador y llegó a mi pueblo a consecuencia de su mismo oficio, luego también era un gran y maravillosos carpintero, le encantaba la vida en el rancho, lazar, montar, herrar, la ordeña, hacer los linderos, el cultivo y cosecha, era un gran hombre muy simpático también recuerdo que cuando cortaba un árbol producía un sonido haciéndonos creer que el hacha estaba sumamente filosa, a sus casi noventa años mi abuelo era tan divertido; de joven, el abuelo Balta decía: “-hijo aprende, aprende, que para que cuando yo no esté seas alguien en la vida-“, hoy se bien que de no ser terapeuta seria veterinario, agrónomo o bien comerciante, algo en la vida.
La muerte es un estado que en mi caso la experimenté desde muy pequeño con mis bisabuelas que eran ya muy mayores y muy bellas, por cierto en ese momento no me tomó tanta importancia; pues mi experiencia con ellas que eran muy cercanas a mi mundo estaba resuelta por mi abuela Carmela y mi madre,
Más joven vi partir a más de mis seres queridos la mayoría por accidentes la experiencia fue distinta pues muchos de ellos no esperaba verlos partir, pero mi edad y lo cotidiano me mantuvieron ocupados para no detenerme.
Ya de mayor perdí a mi abue Carmela, el viejo Balta y a quien extraño tanto, que es a mi padre.
Esta es mi tercera historia.
Padre donde quiera que la energía te tenga este es un tributo a tu memoria.
Cuando era muy pequeño papá era muy alegre le encantaban las fiestas, más no siempre terminaban en el mejor estado para él, saben, creo que este hombre aunque los primeros años sostengo una relación entre cariños y miedos, de mayor ha resultado mi gran maestro, siendo él sumamente pequeño quedó huérfano de madre, creció entonces con la bisabuela Rita Ramón Vda. de Magaña, otra historia maravillosa. Regresando con papá, trabajador sumamente trabajador, de él escuche decir, que sentía que no sufrió tanto sus pérdidas, poco mi reflexión con él me lleva a ver la fortaleza que existe en el hombre, la capacidad de llevar la voluntad y responsabilidad de trascender los conflictos y de actualizar mi self, trascendió su orfandad, su alcoholismo grave y sobre todo su gran depresión.
A pesar de que el lenguaje no será el mismo en todos los casos, no hay edad ideal para permitir a un niño lidiar con la muerte de quienes lo rodean, Piaget nos explica cómo la comprensión de la muerte va cambiando con la edad: cómo a los dos años los niños piensan en una sensación de ausencia y presencia no pudiendo comprender el concepto de muerte; más adelante entre los tres y los siete años de edad, el pensamiento preoperacional centrado en la intuición, le conduce a la búsqueda del movimiento causa-efecto, aquí la muerte es vista como algo que se puede remediar, algo reversible o temporal; entre los siete y los doce años de edad el niño ya tiene idea de la irrevocabilidad, percibe a la muerte de forma distinta y aún así no logra asimilar por completo esta abstracción. Piaget sostuvo que posterior a los doce años el modo de pensamiento hipotético y deductivo le hace reflexionar sobre el acontecimiento de la muerte, generando en él incluso nuevas interrogantes ¿Entonces cuando estás preparado para ver partir a los seres queridos?
Esta parte científica basada en la idea del desarrollo del pensamiento puede darnos una idea de cuándo estamos listos para afrontar la muerte. Mi abuelo Balta, el de las crónicas de sus antepasados, nos platicaba a los nietos que cierto día trabajando él con su padre en el cacaotal, de pronto pudieron ver como muchas batas blancas acompañadas de luces descendían y cruzaban por entre la hojarasca, mi bisabuelo su padre, les dijo en ese momento: “-hijos esas son las santas ánimas que venidas en estos días de Todos Santos nos piden les rindamos respeto-“. Mi abuela Carmelita, en cambio, ponía un lindo altar en su mesita de los santos ahí dejaba los tamales y los deliciosos dulces, junto con ella quemamos velitas de cebo, “-hay que cuidar estas velitas, que no se apaguen-“ nos decía al momento en que encomendaba cada una a sus padres, hermanos y compadres, con ello aprendimos la constancia y la espera, pues una vez concluido el rito ella nos alcanzaba esas deliciosas ofrendas, “-Aaaah nos decía, pero ni semillas, ni cáscaras, ni envolturas, pueden tirarse donde sea, esas solo se dejan en un lugar especial y esto por respeto a las Santísimas ánimas-“; hoy creo que es una cuestión de orden, de limpieza y sobre todo de respeto. Mi padre en cambio, nunca ni en los días más difíciles de lluvia y de tempestades, ante sus condiciones, dejó de visitar la tumba de la abuela Maty Solano Osorio, la mujer más linda que he visto en solo una pintura que hoy conservo en honor a estos momentos de estar junto a ti –padre- tu constancia me llevan cada día a recordar que existe el honor y la lealtad.
Consideremos el por qué de las creencias sobre la muerte, la vida, su significado, Dios y la inmortalidad, merecen respeto, por definición las creencias espirituales son aquellas que tienen injerencias sobre las percepciones de las personas acerca del significado mismo de sus vidas. Ahora mientras escribo estas líneas me queda claro ello, para mi estas creencias aprendidas de mis difuntos, son un tesoro en sí mismas, puedo ver la parte más profunda de mi Self en ellas, me arraigan a mi familia y me dan sentido de pertenencia, me brinda un propósito, una herencia, integridad, una postura ante los desafíos, en ellos están los valores que heredo de mis Fieles Difuntos, esto que es lo importante a nivel fundamental.
Con esta magnífica herencia me queda claro que le doy sentido a mi vida, me permite continuar con el día a día conservando la esperanza del futuro, me sostiene ante la adversidad, por eso hoy rindo honor a mis Fieles Difuntos, esperando su llegada en la conservación de su menoría.
Hay dos cierres para estas historias, la primera desde la tradición que dice, amigos, compadres, abuelos, tíos, ahijados y a ti querido padre, estaré atento a su llegada esperando como cada año en mi corazón y en mi mente todo su cariño.
La segunda desde mi experiencia como terapeuta, que si bien es cierto me permita comprender la muerte, justifica de igual modo más allá de la edad y las funciones mentales que se hubiesen desarrollado para asimilarle, es la idea de cómo las familias, los padres constituyen un papel fundamental en la trascendencia de este momento en la vida de cada uno de nosotros, son estas maneras cercanas, son estás tradiciones, son los relatos, los que junto a nuestro crecimiento físico y cognitivo nos permiten comprender y asimilar trascender el dolor, la pena de la partida de nuestros seres queridos.
Son las historias las que me conducen a escribir que morir es cambiarse a una casa más bella a la construida por quienes esperan, que nadie muere solo que cada SER viene acompañado de seres maravillosamente espirituales desde su nacimiento hasta la hora de partir, que la muerte en si misma es el crecimiento, el inicio es el fin, el fin-el inicio una constante en movimiento un fenómeno creativo, morir no necesariamente es estar triste los rituales nos conducen a vivir, y en la muerte encuentro la ternura heredada de ustedes amados difuntos de mi corazón y pensamiento, que donde estén la energía universal les ponga en sus oídos mis palabras escritas hoy, con la voz de mi corazón y la claridad de mi pensamiento.
Villahermosa, Tab. Verano de 2011
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