
CESIGUE, Villahermosa, Tabasco
Escuchar es una acción indispensable en nuestra vida, que nos sitúa en el camino hacia un acercamiento al otro, o a uno mismo, haciendo un buen contacto. Escuchar es distinto a oír, todos oímos puesto que estamos dotados de un sistema auditivo que nos permite oír las diversas sonoridades que acontecen a nuestro alrededor, sin embargo el escuchar implica un compromiso más profundo.
Podemos advertir una escucha externa y una escucha interna que pueden entrelazarse para establecer una armonía en el contacto.
La escucha interna es la capacidad que tengo para mirarme hacia adentro, para darme cuenta de lo que está sucediendo y como está sucediendo al momento de enfrentarme a determinada situación, es tomar conciencia de mi y atender a los procesos que se despiertan.
La escucha externa implica poner toda mi atención, afinar mis sentidos, en función del acompañamiento del otro; qué dice y sobre todo cómo lo dice, que pasa con su cuerpo, cómo se está comunicando más allá de las palabras… “No escuchen las palabras, escuchen lo que la voz dice, los movimientos, postura, imagen” (Perls, 1998).
Así, relación y comunicación es el tema que surge al hablar de la escucha gestáltica y su enfoque fenomenológico de acercamiento e intervención.
Para escuchar es necesario el silencio hacia fuera (ausencia de palabras) y hacia dentro (presencia de sí). Esto supone un esfuerzo, hay que pararse por dentro y por fuera, hay que escuchar al otro y escucharme a mí mismo simultáneamente sin embarcarme en un diálogo interno que me lleve a divagar y abandonar al otro.
Saber escuchar no siempre es fácil, pues me debe quedar claro que no puedo tener, al mismo tiempo, un dialogo conmigo mismo evadiéndome con mis pensamientos, de la atención que es necesaria para acompañar al otro. Cierto es que nadie es perfecto escuchando; sin embargo esta es una meta que me llevará a cultivar esta habilidad.
Saber escuchar ayuda a la otra persona a sentirse respetada y le da la sensación de que es importante y que lo que dice me importa y es valorado, contribuyendo a un mejor contacto.
Para fortalecer esta habilidad el “darse cuenta” es primordial, pues me ubica en la atención que necesito poner y notar cuando estoy o no escuchando.
Referencia bibliogáfica
Perls, F. (1998). Sueños y existencia. Chile: Editorial Cuatro Vientos
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