CESIGUE, Xalapa, Ver.
¡Cuánto hablamos de
la aceptación, del vivir aquí y ahora, del desapego, de estar aceptando lo que
viene tal cual es! … y… sí, cuando la vida nos pone enfrente el desafío de
verdaderamente ejercitar todo ello… es
fuerte…
Cuando
llega el cambio de manera repentina (bueno,
parece ser que generalmente sentimos un cambio así: repentino)… ESTAR PRESENTE ayuda a pasar los momentos
difíciles, a atravesar el duelo, a dejar ir… lo cual no significa que no haya
dolor porque despedirse no es fácil, despedirse de la mamá sana y fuerte,
independiente; de la mamá que apoya y cuida para recibir a la mamá envejecida,
la que se enferma y a la que ahora a una le corresponde cuidar… ya no es quien
te protege y te cuida, ahora eres tu quien cuida y protege… con todo amor, pero
el cambio no es fácil, no es fácil… de pronto darse cuenta que esa situación no
la tenía una en la consciencia, de que
sucedería más temprano que tarde (por cuestión de la edad)… por eso lo de que
parece que el cambio llega de manera repentina… cuando al final el proceso de
cambio se va dando poco a poco si una tuviera esa presencia de manera contínua.
Entonces
el reto es poder abrazar la realidad, amorosamente entregarse al fluir de la
vida, a pesar de que de pronto sea doloroso, pues implica una despedida, un
cambio profundo en la cotidianidad de la vida…
Esto
es a lo que el budismo insiste en su mensaje, a reconocer la impermanencia de
los fenómenos, de lo difícil que cuesta soltar y dejar ir situaciones, objetos,
personas… de cómo deseamos que todo se mantenga “igual” y aun cuando no lo
pensamos, de algún modo suponemos que todo será siempre igual, no nos detenemos
a observar como se va dando nuestro paso por este plano, por la vida…
La aceptación, dice Liliana Poggio, “es un movimiento interno que
implica apertura, dejar pasar para permitir la experiencia. Esta actitud
inicial trae un mayor y mejor conocimiento de lo que aparece, que permite un
accionar también adecuado a lo que se requiere para ese momento o
circunstancia. Es muy distinto lo que se genera como consecuencia cuando
respondemos a los hechos desde el consentimiento interior a su aparición, que
cuando los vivimos como impuestos, o como algo que no nos debería ocurrir.”
Cuando
estoy con una actitud de aceptación, permito recibir lo que eso me trae para
aprender y 3entonces ya no es necesario defenderme, o hacerme la víctima. “La actitud de aceptación, al implicar
apertura y dejar de vivirse como impuesto o rechazarlo, se actúa o resuelve la
situación desde un estado de relajación física y mental que permite “ver” y así
actuar correctamente.”
Y
no se debe confundir la aceptación con el conformismo, apunta esta autora. “El
conformismo puede estar apoyado en un estado interno de debilidad que dificulta
el accionar posterior. En cambio, la aceptación es en sí misma un movimiento
vital y dinámico. “
Poggio,
Liliana. Psicología de la aceptación. Rev. UNO MISMO.Vol IV(1).
Comentarios
Publicar un comentario