Eduardo Carlos Juárez López
Estudiante Maestría en Psicoterapia
Gestalt
Coincido con el autor, los mejores
recuerdos de mi adolescencia son en lo que burlaba la autoridad para saltarme
normas. Al principio al recordar esa etapa de mi vida pensé que era un niño
bueno bien portado y así era, lo que me di cuenta después es mi sutil manera de
manipular. Cuando necesitaba salir de la secundaria porque se me había olvidado
algún libro o tarea iba a la oficina del director y lo convencía de que me
dejara regresar a mi casa pues necesitaba una cuerda de repuesto para mi ensayo
con el grupo de violines. Era muy divertido hacer esto, sin embargo, ahora me
doy cuenta que es la forma en que manipulo el mundo. Es peculiar porque parece
que todo estuviera bien, en orden y pedido de buena forma sin embargo esconde
una tremenda falta de respeto.
Me gusta la propuesta del
autor en hacer partícipe al joven en la construcción de sus reglas. Una regla
jamás será respetada si no se le involucra primero. Además dichas reglas deben
de estar en constante negociación debido a que los jóvenes cambian demasiado
rápido. De hecho cambian más rápido que los adultos y éstos necesitan
actualizar sus reglas, creencias y control sobre los adolescentes. Debemos
crear un ambiente seguro para que ellos concienticen sus propias reglas y sepan
defenderse para cuando nosotros no estemos allí.
Si los adolescentes viven
con respeto aprenden a respetar a los demás
“Predica con el ejemplo”
“Haz a otros lo que te gustaría que te hicieran a ti” son introyectos sociales
que resumen la idea de que los padres son modelos de comportamiento para los
jóvenes las 24 horas de los 7 días de la semana. Particularmente yo observaba
mucho cómo se desenvolvía mi padre. Es una persona muy amable y formal, visita
a sus amigos constantemente y con todos sus clientes lleva un trato sincero.
Con las mujeres se muestra coqueto y siempre se adapta a las necesidades de los
demás. Sabe qué preguntar para obtener una buena conversación. Toda esta
conducta la introyecté de mi padre. Afortunada o desafortunadamente también
aprendí cosas no gratas. Todo es parte del proceso.
Bibliografía:
Law, D. Harris, R. (2005). Cómo
convivir con hijos adolescentes. Urano. Barcelona. Pp 85-128
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