José Antonio Ramón Calderón

La rosa era hermosa en sí misma. No
era necesario compararla con otra. Compararla destruiría su propia belleza y
delicadeza. Permanecí observándola por algún tiempo sin compararla en ningún
momento con otra rosa del jardín.
Más tarde, observé otras rosas.
Todas ellas eran hermosas. Su belleza radicaba en el acto de no compararlas.
Cada una, individualmente, era una hermosa rosa situada en aquel iluminado y
amplio jardín.
Sabemos que, a cierto nivel, comparar
es inútil. Yo necesito comparar entre dos o tres líneas aéreas si es que
próximamente realizaré un viaje, o entre dos o tres hoteles, o dos o tres
carreteras. Pero ¿tiene algún sentido que nos comparemos con los demás?
La comparación de un hombre con los demás se
puede realizar desde múltiples puntos de vista. Se puede comparar desde el
punto de vista económico, religioso o racial. Se puede comparar desde el punto
de vista de la belleza física, del status
social, de los logros profesionales, etcétera. Pero es aquí donde debemos
preguntar: ¿El acto de compararnos con el prójimo nos une o nos separa de él? ¿Nos
integra a la vida o nos separa de ella?
El acto de comparar solo es posible
en la dualidad. Si no existe “el que compara” y “aquel con el cual se compara”
el acto de comparar no se realiza. Es así como comprendemos que el acto de
compararnos con el prójimo nos separa de él, ya que la dualidad psicológica, el
“yo” y “mi prójimo”, está en actividad.
Para que el hombre se integre a la
vida y esté en posibilidad de comulgar con el prójimo en necesario que
trascienda el instrumento que crea con la comparación y, por tanto, la
dualidad.
Una vez que el hombre se entrega en
forma “alerta” a la convivencia con el prójimo, y está ausente el interés por
saber quién es mejor o peor, logra que el resultado de dicha convivencia sea el
cariño, la comunión y el amor entre los hombres. Esto solo puede darse en la
Unidad y nunca en la fragmentación y el aislamiento.
Referencia bibliográfica
Ramón
Calderón, J. A. (1988). El hombre
despierto. México: Marco Polo ediciones.
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