“¿Por
qué no dejas nunca de hablar de mis pasados errores?”, le preguntó el marido a
su mujer. “Yo pensaba que habías perdonado y olvidado”.
“Y
es cierto. He perdonado y olvidado”, respondió la mujer. “Pero quiero estar
segura de que tú no olvides que yo he perdonado y olvidado”.
Un diálogo:
El
discípulo: “¡No te acuerdes de mis pecados, Señor!”.
El
Señor: “¿Pecados? ¿Qué pecados? Como tú no me los recuerdes… Yo los he olvidado
hace siglos”.
El amor no lleva cuenta de las ofensas.
Referencia Bibliográfica
Mello,A. (1982). El canto
del pájaro. México: Sal Terrae. págs. 159.
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