El rango de la capacidad de
relacionarse entre los seres humanos es mucho más amplio de lo que jamás
hubieran imaginado. Empecemos por
quienes están hasta abajo en la escala humana. Se trata de las personas
completamente locas que tienen que ser encerradas y aisladas, o de los
criminales que no son tan distintos de los anteriores. Ambos tipos de persona
se encuentran completamente encerrados en sí mismos y viven un aislamiento
tanto externo como interno, pues difícilmente se pueden relacionar con otros
seres humanos. Pero en la medida en que están vivos, tienen que continuar relacionándose
de alguna manera. Así que se relacionan con los aspectos externos de la vida,
con las cosas, con su medio ambiente, aunque sea de la manera más negativa, con
la comida, con ciertas funciones orgánicas de su cuerpo, y tal vez también con
ciertas ideas, el arte o la naturaleza. Sería muy útil, amigos míos, que
miráramos la vida y a la gente desde este punto de vista. Meditar sobre este
asunto les puede ayudar mucho y aumentará su comprensión respecto de mucha s
cosas, entre ellos, sobre su propia vida.
Ahora, para contrastar, permítanme
considerar la forma más elevada entre los seres humanos. Se trata de personas
que se relacionan maravillosamente, que se involucran a fondo con los demás,
que no tienen miedo de hacerlo, que no tienen ninguna cobertura protectora en
contra de las experiencias y los sentimientos.
Por lo tanto aman. Se
permiten amar. En última instancia la capacidad de amar siempre se resume en la
voluntad interna y la disposición para hacerlo. La gente que
pertenece a esta categoría ama no sólo de manera abstracta
y general, sino que ama
personalmente y de manera concreta, independientemente de los riesgos. Estas
personas no necesariamente son santos ni perfectos en ningún sentido. Seguro
que tienen defectos, se equivocan a veces y tienen sentimientos negativos.
Pero, de manera global, aman, se relacionan y no temen involucrarse emocionalmente.
Se han liberado de sus defensas. Estas gentes, a pesar de los desazones
ocasionales y de las malas experiencias, llevan una vida llena de relaciones
fructíferas y plenas de significado. ¿Qué es la vida para la
persona promedio? Es una combinación de innumerables posibilidades. Una persona
puede estar relativamente libre para relacionarse bien en ciertas áreas de su
vida y estar tremendamente obstruida en otras. Sólo una profunda visión interna
nos puede ayudar a descubrir la verdad al respecto sobre cada uno de nosotros.
Cuando una relación parece
buena en la superficie, pero carece de profundidad y de significado interno es
muy fácil engañarse a sí mismo diciendo: "¡Mira cuántos buenos amigos
tengo! No hay nada problemático en mis relaciones, y sin embargo me siento
infeliz, solo e insatisfecho." Si
esto es lo que te pasa, no puede ser cierto que tus relaciones sean buenas, o
que realmente estés deseando relacionarte. No es posible que estés solo y
triste si tus relaciones son genuinas.
Por otro lado,
si la manera en que te relacionas
sólo cumple con, una función superficial, entonces puede ser placentero y te distrae,
pero no deja de ser algo hueco. Como nunca muestras tu ser verdadero en
consecuencia estás insatisfecho. Así que también le impides a los demás el
relacionarse y no les das lo que están buscando, ya sea que lo sepan o no. Esto
se debe a tu miedo inconsciente a exponerte, a dejar que tus amigos conozcan
tus muchos conflictos internos. Mientras no estés dispuesto a resolverlos, no
podrás tener relaciones auténticas y, por tanto, no te sentirás satisfecho.
Las personas promedio tienen
cierta capacidad y voluntad para relacionarse y comprometerse, pero no lo
suficiente. Sus intercambios y su comunicación se realizan únicamente en un
nivel superficial. Las corrientes inconscientes afectan a las partes
involucradas y si la relación superficial es una relación cercana, tarde o
temprano causará problemas. Si la relación superficial nunca se vuelve cercana,
no pasará nada, pero nadie puede engañarse
creyendo que se trata de un verdadero lazo. Las tendencias destructivas
inconscientes sólo pueden disolverse si uno las enfrenta y las entiende. Eso no
dañará la relación porque entonces la
relación se dará inmediatamente en un plano más profundo y
podrá haber intercambio
mutuo.
A menudo uno no tiene claro
qué es lo que hace que una relación sea profunda y significativa. ¿El criterio es el intercambio mutuo de ideas
o el de placer sexual? Tal vez ambos estén
presentes, pero ello
no necesariamente hace que la
comunicación sea muy profunda . El único criterio verdadero es qué tan genuino
eres, qué tan abierto y sin defensas, qué tan dispuesto estás a sentir, a
comprometerte y a exponerte a ti mismo y a todo lo que te concierne y te
importa. ¿Cuántas personas conoces a quienes puedas expresarle tus verdaderas
penas, necesidades, preocupaciones, añoranzas y deseos? Muy pocas, si es que las hay. En la medida en que te
permitas darte cuenta de esos sentimientos encontrarás más amigos con quienes
compartir y cuya vida podrás realmente entender.
Si te escondes de ti mismo,
¿cómo vas a poder comunicarte con los demás acerca de lo que no te atreves a
reconocer de ti mismo? Así es como llegas a vivir aislado e insatisfecho. Y es
por esto que, dentro de nuestro trabajo de autotransformación, nos interesa
tanto que aprendas a admitir la verdad sobre ti mismo. Sólo entonces podrás
empezar a tener relaciones reales en vez de falsas y llevar una vida plena.
Incluso tus relaciones con otros aspectos de la vida, como el arte, la
naturaleza y las ideas, cobrarán una nueva forma mucho más viva; mientras que
antes tal vez las usabas únicamente para evadir los sentimientos problemáticos.
El establecimiento de
relaciones y comunicación reales puede confundirse con la compulsión infantil de
contarle todo a todo el mundo. Puede ser que compartas tus sentimientos de manera
indiscriminada y que
te engañes creyendo que ese
candor tonto, esa exposición poco sabia de tu persona, o bien esa
"honestidad" a ultranza, son la prueba de tu apertura y tu disposición
a relacionarte. En realidad esto sólo esconde tu retraimiento en un nivel mucho
más recóndito y con manifestaciones más sutiles. Y sólo te sirve como
"prueba" de que no vale la
pena comprometerte.
Cuando alcances la verdadera
comprensión de ti mismo y, consecuentemente, te liberes de la prisión que tú te
has construido, no existirá ninguna tensión en tu autoconocimiento ni en tus
relaciones e intuitivamente sabrás escoger a las personas indicadas, las
oportunidades verdaderas y las formas adecuadas. Los malos entendidos
ocasionales nunca te apabullarán ni te harán volver a esconderte. Sin embargo,
el proceso de crecimiento, la libertad, sólo puede llegar de manera gradual y
sólo una vez que hayas empezado a seguir un camino de auto-conocimiento.
Los psiquiatras a menudo
diagnostican a la gente de acuerdo con su capacidad para relacionarse y según
la profundidad e importancia de sus relaciones. Se ha descubierto que algunas
de las personas más dañadas en términos psicológicos pueden recibir ayuda más
fácilmente que otras cuyos problemas son menos obvios porque éstas se pueden
engañar a sí mismas haciendo creer que las cosas no están tan mal, y pueden
seguir escondiéndose de su verdad interna. Quienes están más afectados no pueden
usar este subterfugio, en consecuencia, llegan a un punto en el cual tienen que
escoger entre mirar de frente su vida interna, sin autoengaños, o no hacerlo.
También es posible que lleguen a una severa crisis que posponga el autoexamen,
pero se encuentran más cerca del punto de decisión (el cual tal vez sólo
alcancen en una vida posterior) que la persona menos neurótica que continúa
evitando confrontarse a sí misma.
Muchos de ustedes, amigos
míos, no tienen una idea muy clara de lo que realmente es relacionarse o amar.
Están básicamente preocupados por ustedes mismos y cuando se acercan a los
demás no lo hacen como parte de un proceso natural y espontáneo sino como algo
artificial y compulsivo. Sin embargo, la preocupación y el cariño naturales por
los demás llegarán si perseveran en este camino. Mientras no puedan admitir que
son humanos y que necesitan ayuda para exponer sus puntos vulnerables, serán incapaces
de establecer relaciones verdaderas. De ser así, su vida permanecerá vacía, al
menos dentro de ciertas áreas importantes.
Pierrakos E. y Saly J.
(1993). Del miedo al amor. México: PAX.
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