Mildred Newman y Bernard Berkowitz El caos social es aterrador, pero el caos individual es todavía más horrible. Desde la más temprana edad empezamos a buscar los medios para poner ese caos en orden. Todos emprendemos esa tarea como si fuésemos una especie de hombre de ciencia. Gradualmente, nos vamos formando una imagen interior del mundo, de acuerdo con la cual clasificamos el abrumador caudal de estímulos que nos asaltan en el curso de nuestra vida, y así, a algunos de ellos les colgamos el rótulo de buenos, deseables y dignos de confianza, y a otros el de perniciosos y peligrosos. Resolvemos que mediante ciertos actos obtendremos los resultados que deseamos, y en cambio, otros actos probablemente nos causarán un conflicto interior. Así, cada ser humano formula una especie de hipótesis de trabajo que establece: “Así es la vida”. Eso sucede cuando somos muy jóvenes, y estas teorías suelen ser sumamente ingeniosas y, en verdad, nos ayudan a sobrevivir. El problema resi...