Miriam Maldonado Romero
Maestría Psicoterapia Gestalt
Primer semestre
En ese ejercicio viví y experimenté diversas emociones y
me di cuenta de que mis demonios se han ido transformando.
En la primera parte al estar trayendo
al presente a mis demonios, estaba segura que el demonio que se presentaría
sería el enojo, pero no fue así, el demonio que afloró esta vez fue la
indiferencia, la burla, el reto, la prepotencia. Al intentar ponerles voz me di cuenta que no
todos tenían voz, la burla podía reírse ocasionalmente, pero los demás eran muy
callados, no tenían voz solo tenían cuerpo, ahí si pude sentirlos vívidamente,
ellos se mantenían a la expectativa, no querían interactuar con los demás,
estaban lejos, pero se burlaban a veces, otras cuando alguien se acercaba,
tomaban la cercanía como un reto, se mostraban hostiles y prepotentes, pero en
general era muy distante, solo observaba, no se comprometían ni le daba
curiosidad el dolor o sufrimiento que algunos de ellos manifestaban. No lo viví tan intensamente como yo lo
hubiera imaginado, como que fue muy expectante.
La única ocasión que lo sentí intenso
fue cuando Niza me encaró y entonces la vieron con prepotencia y burla, a
través de sus ojos y la cercanía le decía que no le temía que podía hacerle
frente, que no era más poderoso que él, fue un tiempo en que cada parte de mi
cuerpo estaba en alerta para hacer frente a cualquier situación.
Cuando nos reunimos y cada quien
empezó a hablar de su experiencia, me derrumbó Vianey, la sentí tan auténtica
en su darse cuenta, que yo me sentí mal porque yo sentía que no había realizado
el ejercicio a fondo. Hasta ese momento
yo juraba que mi demonio había sido el enojo, pero después de oír a mis compañeros,
me di cuenta que no era eso, sino lo que mencioné en el inicio.
Lo más fuerte para mí fue la segunda
parte el buscar a mi ángel, al escuchar tu voz pidiendo que le diéramos forma,
que viéramos su color, la verdad es que me quedé confundida, no encontraba ni
forma, ni sonido, para ese ángel, no encontraba como se podía manifestar, solo
veía una pequeña luz, entonces empecé a pedir a Dios me ayudara a descubrir esa
parte que yo estoy segura existe en mí pero que no reconozco, que siento que
está olvidada, porque me da miedo que se rían de mi si digo que soy buena, que
tengo una parte amorosa, sensible, esto rompe la imagen que tengo de mí misma,
y que las demás personas con las que convivo diariamente también tienen.
Finalmente pude encontrar algo y al
hacer que mi cuerpo lo viviera, sentí algo casi mágico, me puse de pie y coloqué
mis brazos extendidos al frente con las palmas de las manos hacia arriba, y
empecé a respirar profundamente, en cada respiración casi sin yo quererlo mis
brazos se fueron abriendo más y más casi hasta quedar extendidos hacia los
lados. Pude después recorrer el salón y
hacer contacto visual con mis compañeros y finalmente cuando nos pudimos tocar
fue una experiencia increíble el recibir esos abrazos de manera tan cálida.
Las lágrimas no me permitían
verbalizar todo lo que yo hubiera querido decir, pero fue bueno porque mi
silencio dio oportunidad a que el grupo hablara más de Vianey y de mí, su
percepción diferente de la mía, me enriqueció y me confirma como alguien
valioso, como ellos me dijeron una persona dadora, y me doy cuenta que
efectivamente siempre doy a los demás lo mejor que yo tengo y me gusta y no
espero me den lo mismo, el dar me causa felicidad.
Realmente al bailar y enlazar a mi
ángel y mi demonio me hace una vez más darme cuenta que los seres humanos somos
maravillosos, no perfectos, que nos podemos equivocar, que tengo partes que no
me gustan de mi misma, pero que si yo las reconozco entonces puedo hacerme
responsable de ellas y no seguir repartiéndola en las demás personas, también me doy cuenta que no es ser engreído
el decir que tengo esa parte buena, que me gusta las relaciones con los demás y
que puedo tenerlas desde el corazón y siempre dándome cuenta de cómo es mi
actuar en estas relaciones de contacto que tanto me han enseñado.
Mi tarea es mirar, hacer contacto con
los demás, esta parte la estoy trabajando también en mi psicoterapia, aún me
cuesta trabajo, pero sé que poco a poco lo voy a ir logrando y también voy a
irme reafirmando, no siento que sea una mala persona, pero sí debo creer, vivir
y darle voz a esa parte buena que hay en mí.
13 de noviembre del 2012
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