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Los mensajes existenciales de los sueños (Parte I )



Como ya explicamos, la función de soñar depende principalmente del hemisferio derecho, que también es el encargado de elaborar nuestras fantasías. Mientras estamos dormidos este hemisferio se activa cada noventa minutos, más o menos. Lo anterior va acompañado de movimientos oculares rápidos, lo cual nos indica que la persona está soñando. Las personas no suelen acompañar sus sueños con el movimiento y las acciones respectivas. Por eso, cuando sueñan no se dañan ni lastiman a los demás.
Casi todos nosotros podemos recordar nuestros sueños. Según una encuesta de la revista Psychology Today entre más de mil lectores, el 95% podía recordar algunos de sus sueños, y el 68% dijo tener algún sueño repetitivo. Entre los sueños típicos están volar, regresar a sitios en los que vivieron en la infancia, pasear desnudos o con poca ropa en algún sitio público y presentarse a un examen sin la debida preparación. El 35% de los entrevistados manifestó que algunas veces podía controlar voluntariamente el curso de sus sueños. Algunos individuos logran darse cuenta de que están soñando, porque advierten que los objetos circundantes son diferentes a los de su vida real.
De esos lectores, el 45% sueña con celebridades del cine y la televisión. Las estrellas del rock y los símbolos sexuales de las películas aparecen con frecuencia. Además, en sus sueños se manifiestan algunas figuras importantes del pasado como Jesucristo, Napoleón o Gandhi. Los personajes políticos de la actualidad (reyes, ministros, presidentes) también son populares. Sin embargo, los sueños más comunes reflejan solamente lo que vieron y escucharon el día anterior. El 28% de los encuestados dijo que había soñado con la propia muerte, lo cual no es tan amenazador como parece. Esto indica que ha desaparecido la imagen obsoleta de uno mismo (un modo antiguo de ser) para dar lugar a otro estado de conciencia superior que es más auténtico. En la actualidad, los medios de comunicación masiva (cine, televisión, internet y otros) nos presentan abundantes materiales, más o menos simbólicos y oníricos, para la elaboración de nuestros sueños. En los inicios del cine, se dijo que Hollywood era una fábrica de sueños.

De ordinario no nos preocupamos por recordar las fantasías, pero es más típico que recordemos los sueños. En comparación con ellos, las imágenes de la fantasía nos parecen pálidas. Algunos sueños logran impactarnos por su viveza, en particular cuando se trata de las pesadillas. Durante la vigilia, todos nuestros canales perceptuales están abiertos y el cerebro procesa de manera lógica los estímulos que provienen del exterior. En cambio, durante el sueño la estimulación externa queda reducida al mínimo. Percibimos con mayor claridad los mensajes internos del propio organismo, debido a que la conciencia se enfoca hacia las propias actividades cerebrales.


Referencia bibliográfica
Navarrro Arias R. (1999). Las emociones en el cuerpo. México: Pax. Págs. 95-96




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