En tiempos de encierro por COVID19
Escribir sobre este tema es algo de lo que pocos hablamos y muchos vivimos, en esta cuarentena por el COViD19 puede intensificarse; es interesante ser consciente de cómo estamos a nivel emocional y al mismo tiempo es aventurado descifrar cómo me ven los demás al comportarme estando en algún nivel emocional sobresaliente: antes, durante o después de un conflicto con las personas.
Si eres observador puedes detectar si estás enojado, triste, desesperado, frustrado, etc.; sin embargo, lo que puede llegar hacer complicado, es darse cuenta que la persona con la que estamos discutiendo o relacionándonos no es el problema, ya que eres tú quien produce las emociones en sí mismo, esas son tuyas, los que te rodean no te obligan a sentir ni actuar como lo haces y, por lo tanto, las conductas son responsabilidad de cada quien; deslindando al otro de la decisión que tomes al conducirte con los demás.
Si nos detenemos a explorar y nos preguntamos qué es lo que está causando el conflicto interno, podríamos notar, que lo que nos mueve es lo que elegimos sentir, asumiendo la responsabilidad de qué hacer con eso que sentimos a través de nuestro comportamiento. Lo difícil es notarlo, una tarea que se convierte en algo tan subjetivo que en muchas es muy complicado verlo sin ayuda.
Cuántas veces hemos afectado a otras personas por lo que hemos hecho, dicho o dejado de hacer; cuántas veces hemos tenido conductas que sabemos que dañan y sin darnos cuenta las hemos repetido uno y otra vez; nos podemos incluso arrepentir para dejar de hacerlo, sin embargo, cuántas veces comprobamos que no ha sido suficiente para dejar de vivir un conflicto interno, un darse cuenta y un dejar de lastimar a los demás, sin resultados.
Lo curioso es que nuestros pensamientos nos lo dicen: la gente que nos rodea, las acciones y actitudes de las personas que conviven con nosotros, un amigo(a), familiares, etc. Pero nosotros mismos no lo vemos en el momento en que sucede.
Efectivamente es un trabajo muy profundo a nivel personal, incluso muy fuerte por lo doloroso que puede ser. Un comportamiento que se ha rigidizado por todo lo que nos ha pasado a nivel emocional y que en algún momento nos funcionó, ahora ya no funciona, pero elegimos aplicar ante cualquier circunstancia similar, aunque no se la misma.
Vivirlo solos, hará que repitamos la conducta al convivir con cualquier persona que nos detone esta misma memoria emocional, corremos el riesgo de comportarnos siempre igual ante el conflicto que consciente o subconscientemente es ya conocido. En estas situaciones es muy frecuente culpar al otro de nuestra conducta (Por tu culpa me enoje, tú me provocaste, para que no me hablas, etc.), sin responsabilizarnos de lo que sucede con nosotros, con nuestra elección.
Sin juzgar, todos cometemos errores, no obstante, es aprender a solucionar un mismo problema de diferentes formas; flexibilizando la conducta con otras opciones, sin descartar la muy bien aprendida. Abrir las posibilidades hará una vida más armónica y de mejor contacto con los demás. Por ello, recibir un acompañamiento terapéutico, te ayudará a construir nuevos caminos para tener una vida con relaciones más amorosas, sanas, seguras y estables.
Por: Miriam Campos Pérez
Coordinadora de Yoloma
Comentarios
Publicar un comentario